18 octubre 2021

D. Augusto Suárez de Figueroa y Ortega. Un insigne periodista.


D. Augusto Suárez de Figueroa y Ortega. 



Foto del extraída de la página de periodistas ilustres. Hemeroteca de la BNE

D. Augusto Suárez de Figueroa y Ortega nació en Estepona a mediados del siglo XIX. Sus padres eran D. José Suárez Figueroa, comandante de caballería, natural de Alcalá del Valle, y Dª Catalina Ortega Navarro, natural de Estepona, que contrajeron matrimonio, en la Iglesia de Santa María de los Remedios, el 16 de abril de 1845, cuando él contaba  41 años y ella 19. Sus abuelos paternos eran D. José Suárez Figueroa, de profesión médico, y Dª Francisca de Paula Montiel, naturales de Alcalá del Valle; y sus abuelos maternos D. Blas Ortega Díaz, de profesión labrador, que fue concejal del ayuntamiento de Estepona durante los años 1848 y 1849 y alcalde de este municipio en el bienio 1850-51, y Dª Catalina Navarro Martínez, ambos naturales de esta localidad.

En biografías y reseñas de diversas publicaciones, encontramos discrepancias sobre su año de nacimiento.

En muchas fuentes informativasi como Wikipedia, la Real Academia de la Historia, la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana Espasa Calpe 1927, o la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico y escritos como "Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX", de Manuel Ossorio y Bernard (1903), "Historia del Periodismo Español", de Pedro Gomez Aparicio (1974) o "Cien años de la muerte de Suárez de Figueroa" de Juan Fermín Vílchez (2004) se recoge que D. Augusto nació en 1852.

Curiosamente en Wikipedia aparece que nació en 1852 y murió el 1 de enero de 1904 (datos de Ossorio y Bernard) pero en el texto se afirma que falleció a los 55 años de edad. ¡Las matemáticas fallan...!

En el periódico que dirigía el Sr. Suárez de Figueroa, Diario Universal, de 2/1/1904, Fidel Melgares afirma: «(…) abandonó la profesión de las armas el año 73, en plena orgía republicana, a los veinte años de edad (…)». Según esto, habría nacido en 1853 o 1852.

La nota necrológica de La correspondencia de España, recoge: «Augusto Suárez de Figueroa muere joven aún, pues habiendo nacido en Estepona el año 1846, se va de la vida cuando aún la suya podía ser útil á la literatura, al periodismo, á la política, á la patria.» También, El Año Político, 1904, pág. 8, y El Globo, de 3 de enero de 1904, coinciden en que su fecha de nacimiento fue 1846. Y en La Época, de 3 de enero de 1904, se afirma «Augusto Figueroa ha muerto á la edad de cincuenta y siete años. Había nacido en Estepona, hacia 1846».

En la semblanza que recoge El Liberal después de su entierro aparece: «Hace treinta y seis años, un mozo de poco más de veinte, cambiaba los cordones de cadete de infantería por las divisas de oficial.» Ello significaría que D. Augusto falleció con 56 años y, por tanto, debió nacer en 1847.

¿Cuál es entonces el año de nacimiento del Sr. Suárez de Figueroa?

D. Francisco Javier Albertos, una de las personas que mejor conoce la historia de Estepona y que tiene un archivo documental excepcional sobre la localidad, me ha aportado un documento que me parece de total fidelidad y que puede despejar la incógnita. Se trata de la hoja de servicios de D. Augusto en el ejército, y en ella aparece que nació el diecisiete de agosto de 1849.

No obstante, las fechas de nacimiento de los Suárez Figueroa son muy confusas. Por los libros del registro civil del Archivo Histórico Municipal de Estepona, que ha consultado mi amigo Ildefonso Carrasco Clavijo, tenemos constancia del matrimonio de José Suárez Figueroa y Catalina Ortega y del nacimiento de un hijo llamado Adolfo José, el 31 de enero de 1846, a las dos de la mañana, y de otro hijo de nombre Adolfo, el trece de marzo de 1848 a la una y media de la madrugada. Éste último no puede ser el Adolfo periodista, puesto que era mucho más joven que Augusto. Por otro lado, por los registros del Ejército Español (Infantería), tenemos a José Suárez de Figueroa y Ortega,  nacido el 31 de agosto de 1847 y en otro (Escalafón de Carabineros) aparece con fecha de nacimiento 31 de agosto de 1849.

Lo que sí sabemos por noticias de la época es que Augusto tenía un hermano mayor, José, que hizo carrera militar y murió, en noviembre de 1895, siendo coronel del Cuerpo de Carabineros, «de heridas gloriosas recibidas en antiguos combates y abiertas en momento imprevisto».

D. Augusto también tuvo una hermana, Francisca, que se casó con el procurador de los Tribunales D. Manuel de Diego y Lara, fallecido en 1908.

D. Augusto realizó los primeros estudios en Estepona con el maestro nacional D. José Álvarez de la Vega. Desde muy niño mostró afición a las letras y las armas, y lo confirmó en la juventud siendo militar, como su hermano Pepe, y escritor.

Ingresó en el ejército como cadete a primeros de enero de 1864 siendo nombrado alférez de infanteríaii, por promoción, el 6 de agosto de  1867. Tomó parte en las campañas del norte contra los carlistas, combatiendo en el bando liberal. Estuvo a las órdenes del marqués de Novaliches, ascendiendo al cargo de teniente de infantería, por mérito de guerra, el 28 de febrero de 1868.

El 27 de marzo de 1870 pasa al Ministerio de la Guerra como auxiliar de la clase de quintos en comisión de servicios con un sueldo anual de 900 escudos. 

De las páginas del último periódico que dirigió D. Augusto, Diario Universal, extraemos algunos datos biográficos:

Vivió en Madrid, con su hermano Adolfo, donde éste hacía Bachillerato, en un modesto y confortable piso bajo en la calle del Espíritu Santo 37, cuidados por una señora que los había criado y que era una institución en la familia. Los trataba como hijos propios.

Compatibilizó la carrera militar con la de periodista y famosas fueron sus crónicas de las guerras carlistas, llegando a estudiar las operaciones del ejército del Norte en el cuartel general del duque de la Torre, Francisco Serrano y Domíngueziii, y el final de la guerra carlista en el Centro y en Cataluña con Jovellariv y Martínez Camposv.

Comenzó a trabajar en La Iberia poco después de la Revolución del 68, cuando su redacción, capitaneada por Sagastavi, salió del periódico para ir a los ministerios, a las subsecretarías y a las Direcciones Generales.

El periódico se fue escorando hacia la derecha y, junto a Luis de León, abandonó el diario publicando una carta que les dio notoriedad en los medios. De hecho, poco tiempo después, Eduardo Asquerino les llamó para trabajar en El Universal, junto a Sellés, Anchorena, Pérez Lirio y Olavarría. Era un periódico singular, osado e independiente, integrado por demócratas, con gran influencia sobre los Gobiernos y jefes de los partidos, hasta el punto de integrar éstos en sus programas las iniciativas que se publicaban en el periódico.

También les costó alguna persecución, como el encarcelamiento que sufrieron todos los de la redacción, por solidarizarse con un artículo de D. Augusto contra Don Amadeo de Saboya. A consecuencia de ello, el alférez-periodista tuvo que elegir entre una de sus dos profesiones y pidió la licencia absoluta en el ejército interrumpiendo su carrera militar en 1873, instaurada la Primera República y habiendo ocupado incluso el cargo de oficial de Secretaría del Ministerio de Fomentovii.

Posteriormente pasó a La Bandera Española y de allí, en 1880, a El Imparcial, llevándose a su hermano Adolfo para que se iniciara en el periodismo, y contribuyendo durante diez años a mantener, con el prestigio de su brillante pluma, el crédito de dicho periódico.

Además de los ya nombrados, podemos encontrar crónicas de D. Augusto sobre la guerra carlista en otros muchos periódicos como La Discusión, El Globo, El Siglo Futuro, El Orden, etc.

El 28 de febrero de 1885 salió a la luz el primer número del periódico político El Resumen, fundado por los hermanos Suárez de Figueroa y que no escondió sus ideas partidistas. En primera página aparece una carta de D. Augusto al duque de la Torre, en su nombre, como director, y en el de toda la redacción, vinculando al diario con el jefe de la izquierda liberal y las ideas que representa, convirtiéndose en su portavoz, y mostrando su fidelidad al general López Domínguezviii, que ocupará la jefatura de la Izquierda Dinástica.

Desde el principio, el Sr. Augusto Figueroa se propuso convertirlo en un periódico de masas y seguir la tendencia general de la clase ascendente burguesa. Además, trató de captar al estamento militar insertando diariamente una sección dedicada a “El Mundo Militar”.

En 1893, Canalejasix le ofreció la dirección de El Heraldo de Madrid, y en este diario se rodeó de los mejores redactores de la época (Lustonó, Gutiérrez Abascal, etc.) y lo transformó convirtiéndolo en uno de los periódicos más gráficamente atractivos e influyentes del país. Al frente de El Resumen quedó su hermano Adolfo. siendo palpable en 1895 su desvinculación con López Domínguez, convirtiéndose en un periódico independiente.

D. Augusto, mostrando sus dotes de diseñador gráfico, proyectó la nueva maqueta del Heraldo: ideó una sencilla cabecera, dividió las páginas en seis columnas, acortó sensiblemente los textos, modificó la colocación de la publicidad, que normalmente iba en la última página, eliminó secciones fijas y utilizó con frecuencia titulares a dos y editó un suplemento semanal que tuvo gran acogida entre los lectores.

Cuando surgieron enfrentamientos entre D. Augusto y Canalejas, por el férreo control al que éste le sometía mediante notas y cartas constantes, abandonó definitivamente la dirección tras una entrevista que alcanzó notas de escándalo.

En 1902 fundó con el conde de Romanonesx otro periódico para el sostenimiento y defensa de las ideas liberales: El Diario Universal, que dirigió hasta su muerte en 1904.

D. Augusto, además de ser un excelente escritor, tenía una habilidad innata para organizar los distintos elementos que formaban las hojas impresas de los periódicos y, con las nuevas tipografías que iban surgiendo, se convirtió en uno de los primeros - por no decir el primero - diseñadores gráficos de la prensa española. De ello se beneficiaron los periódicos que dirigió.

D. Augusto tuvo también el mérito de ser el primer director de periódico que contrató a una mujer, Dª Carmen de Burgos, como periodista profesional, haciéndola redactora. Esta señora, nacida en 1867, pertenecía a una familia acomodada almeriense, se casó con un periodista local, al que abandonó tras un desengaño amoroso y el fallecimiento de tres hijos recién nacidos y se marchó a Madrid con su única hija. Había estudiado magisterio y aprobó en 1900 las oposiciones a la Escuela Normal de Guadalajara, pero su vocación era el periodismo. Los conocimientos sobre la prensa que adquirió junto a su marido le sirvieron para conseguir una columna en El Globo bajo el título Notas femeninas, hasta que fue contratada por Diario Universal, donde tuvo un espacio propio titulado Lecturas de mujer y escribía con el seudónimo Colombine. A lo largo de su vida, publicó una extensa obra periodística y literaria y fue beligerante en la defensa del divorcio, el sufragio universal, la supresión de leyes sexistas y el fomento de la libertad de la mujer a través de la educación y el asociacionismoxi.

Como anécdota, cuenta D. Manuel Blasco Alarcón (1899-1992), en su libro "La Málaga de Comienzos de Siglo" editado por la Fundación Unicaja, en el capítulo titulado "Calle Siete Revueltas", hablando sobre los burdeles de Málaga: «(...) En las ciudades españolas y especialmente en las capitales de provincia, durante finales del XIX y las primeras décadas del XX, ejercían una influencia oculta pero poderosa, pues a los burdeles, graciosamente llamadas "casas de trato" acudían a "hacer comedor" de todos los estamentos y clases de la sociedad. Fueron centro de reunión para políticos, jugativos, señores trasnocheros, y lugar de esparcimiento para los adoradores de Cupido o la juventud jaranera; y cuantos artistas, escritores, cómicos, forasteros y militares de peso llegaban a la ciudad. Así podemos ver cómo a principios de siglo, los hermanos Suárez Figueroa, diputados por la provincia de Málaga, desde la estación marchan a casa de "Lola la Chata" y allí reciben al Gobernador y autoridades provinciales y municipales. Más adelante, el gobernador Gastón irá todas las noches a dar su vueltecita por las casas amigas. Y tantos y tantos señores serios, abogados, fiscales, cónsules y generales heroicos tendrán su última tertulia en un ambiente de "pachuli", tabaco egipcio y vaho femenino, entre el coqueteo de las pupilas, agudezas de contertulios y desgarres chabacanos de ama y encargada. (...)».

Ilustración del capítulo referido. Obra de D. Manuel Blasco.

 

La prensa de la época

Tras la restauración de los Borbones en la corona española, con Alfonso XII, Sagasta funda en 1880 el Partido Liberal que, junto al Partido Conservador de Cánovas del Castilloxii, constituirán el sistema bipartidista de alternancia en el gobierno que caracterizaría a la Restauración española durante el tramo final del siglo XIX y principios del XX. Con la llegada de los liberales al poder, en 1881, se derogó la Ley de Imprenta de enero de 1879 y se aprobó la Ley de Policía de Imprenta, en 1983, basada en el principio de libertad de expresión, que simplificaba los requisitos de autorización de nuevas publicaciones y determinaba que el representante de la prensa ante las autoridades y los tribunales de justicia era el director y no el fundador o el propietario.

Para hacernos una idea de la libertad de expresión imperante en la prensa escrita, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, tomemos esta noticia, relacionada con el fallecimiento de D. Augusto, que aparece en el diario El País, el 21 de enero de 1904, cuyo título es “Los fracasados”, el subtítulo “El general cristiano” y el contenido es: «Con el epígrafe “El muerto al hoyo…” dice nuestro colega “El Popular”, de Málaga:

El general Polavieja con su séquito estuvo anteayer en el Cementerio de San Miguel, donde la Asociación de la Cruz Roja fué á colocar una corona sobre la sepultura del socio D. Enrique Cubero, que murió prestando benéficos servicios de salvamento en el incendio del Conventico.

En honor del muerto hablaron los señores Ordax Avecilla y Polavieja, retirándose acto seguido.

El general cristiano no se acordó siquiera que allí mismo estaban enterrados los restos de Augusto Suárez de Figueroa, el ilustre periodista que un día le prestó las galanuras y las brillanteces de su pluma para que pudiera pavonearse y pasar plaza de hombre político reformador.

Sin duda, como no pudo conseguir su objeto, como todo el mundo conoció que aquel manifiesto sensacional no se había fraguado en el cerebro hueco del general, éste cometió anteayer la ingratitud de salir del Cementerio de San Miguel sin ocurrírsele visitar la tumba donde descansan, aún casi calientes, los restos del escritor que le prestó su pluma y su inteligencia para una obra política que luego él, por incapacidad, no supo realizar».

También en estos tiempos, una buena parte de la prensa se inclina por cultivar el sensacionalismo. Un ejemplo fue el seguimiento que se hizo de los crímenes de Archidona y Fuencarral. El primero, un crimen pasional que siguió de cerca D. Augusto, como corresponsal, y el segundo, un suceso que El Resumen utilizó para atacar a las instituciones y declarar la desigualdad de los ciudadanos ante la justicia y que le llevó a los tribunales, abriendo un debate sobre la libertad de expresión e información.

Eran tantos los conflictos y demandas que se presentaban contra la prensa que muchos medios tuvieron un “director de paja”, que asumía las responsabilidades penales.

Problemas judiciales y duelos

Como director de El Resumen, D. Augusto protagonizó numerosos escándalos con escritos contra los militares e instituciones y sufrió denuncias y condenas judiciales. En noviembre de 1887 fue condenado por la Sala de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Madrid a la pena de tres años, seis meses y veinticinco días, de destierro a la distancia de 25 kilómetros de la corte y a una multa de 200 pesetas por un delito de injurias.

Y en 1888 fue condenado a tres meses y medio de destierro por supuesta injuria al claustro de profesores del instituto del General Cisneros.

Como director del Heraldo de Madrid, Augusto Suárez de Figueroa, salió absuelto de un consejo de guerra que le celebraron el 7 de octubre de 1898 para examinar la causa incoada por la publicación de un suelto no sometido a censura previa (“Informaciones”, La Época, 7-10-1898: 2). Al probarse que la prensa de Madrid había sido autorizada para prescindir de ese requisito en las secciones ajenas a los asuntos políticos, se reconoció que los hechos no podían constituir delito de desobediencia y el tribunal falló a favor de la absolución del procesado (“Consejo de guerra”, El Imparcial, 8-10-1898: 2). Este ejemplo demuestra que los periodistas podían hallar formas para sobrepasar la censura previa, pero no necesariamente para evitar ser blanco de mecanismos represivos, dada la impredecibilidad con que se aplicaban.

Pero no sólo tuvo que enfrentarse en los tribunales de justicia con los ofendidos por sus críticas periodísticas, sino que tuvo que hacerlo en duelos.

El duelo fue practicado en España desde el siglo XV hasta comienzos del siglo XX. Estos enfrentamientos podían ser muy vehementes y escandalosos, pero se regían por códigos de honor. En los casos más graves era a muerte y en los menores a primera sangre.

Los duelos en que intervenían periodistas fueron frecuentes en el siglo XIX. Basta recordar el que se produjo en 1839 entre el crítico teatral Ignacio Escobar y el actor Julián Romea. Éste era tan mal tirador que, en vez de disparar al retado, mató a uno de sus padrinos.

También Pedro Antonio de Alarcón, director de El Látigo de Granada, se batió contra el periodista Heriberto García de Quevedo, buen tirador, que se regodeó haciendo sudar a su oponente hasta que disparó al aire.

Duelo también mantuvo, en 1892, el conde de Romanones, propietario de El Globo y del Diario Universal, con el senador y alcalde de Madrid Alberto Boch. Incluso retó al director de La Época, Alfredo Escobar, que tuvo que suspender su luna de miel para celebrar el lance.

Asimismo, Cánovas, artífice de la Restauración, siendo director de La Patria, se batió en duelo con el director de El Heraldo, José Joaquín de Mora.

Y no podemos olvidar a Valle Inclán, que retó a un crítico literario en 1899 y acabó con una pequeña herida en la mano izquierda que, por las malas condiciones higiénicas de la época, acabó en gangrena y le dejó manco.

En esos años, retar a un periodista a batirse en el campo del honor era como el actual derecho de réplica, por lo que, en casi todas las redacciones se guardaba un juego de pistolas, una pareja de sables y un buen par de espadas y era habitual que los periodistas se formasen en el arte de la esgrima, incluso dentro de las redacciones, y recibieran adiestramiento en el uso de las armas de fuego.

Los periodistas de determinados medios, como por ejemplo El Combate, acumularon múltiples causas criminales y denuncias y prácticamente escribían con las armas al alcance de la mano.

Los duelos terminaron en España en 1915 después del lance entre el director de El Duende, Adelardo Fernández Arias y un joven aristócrata que frecuentaba el Hotel Palace de Madrid. El periodista se negó a celebrar el duelo, sabedor de que su contrincante era un experto espadachín, y recibió dos buenas palizas: una del aristócrata y otra de un militar que también se sentía ofendido. Aunque los duelos estaban prohibidos, las autoridades tomaron cartas en el asunto y crearon tribunales de honor, o de arbitraje, similares a los que surgieron en Europa en 1905, para dirimir las diferencias con los periodistas.

D. Augusto Suárez de Figueroa no se libró de participar en varios enfrentamientos con armas. Hay quienes afirmaban que Figueroa era un espadachín porque en poco tiempo tuvo varios duelos, pero su amigo Domingo Blanco manifiesta en El Imparcial de 3 de enero de 1904, que «(...) ni le dolían explicaciones cuando debía darlas, ni regateaba reparaciones cuando se le pedían. Enemigo de exhibiciones de esa clase, siempre, SIEMPRE se lamentaba de tener que ir al terreno. Iba porque debía ir, y jamás provocó él ninguna de las cuestiones que terminaron con la pistola ó el sable».

Dada la prohibición de los duelos, la información pública de esos sucesos era bastante limitada por lo que algunos de ellos presentan dudas y contradicciones. 

Un ejemplo es el duelo que mantuvo con  el hijo del general Salamanca, a raíz del  nombramiento de éste (Real Decreto de 23 de julio de 1887) como gobernador militar capitán general de la isla de Cuba, nombramiento que quedó sin efecto por otro del 22 de agosto, debido a unas declaraciones del general afirmando que iba a emprender una implacable campaña de moralidad, embarcando para España a los empleados que esquilmaban la isla compartiendo el fruto de sus rapiñas con sus protectores de Madrid.  Volvió a ser nombrado el 12 de febrero de 1889 y ocupó el puesto hasta que falleció el 6 de febrero de 1890.

Según Domingo Blanco, Figueroa se batió con el hijo del general Salamanca porque «aquel escribió una carta insultando á la redacción de "El Resumen"».

Ana Boned en su estudio sobre ese diario, afirma que, como resultado de este enfrentamiento, en agosto de 1887, abandonó provisionalmente la dirección – por motivos de salud (¿resultó herido en un brazo?xiii o ¿recibió una herida de bala en la pierna derecha?xiv) – siendo sustituido por Joaquín Oliver. Recobró la dirección de ese periódico a primeros de mayo de 1893, simultaneándola, desde el 18 de agosto de 1892, con la gerencia.

Según D. Domingo, también se batió con el periodista de Sevilla Sr. Leal, porque éste le insultó duramente en su periódico El Cronista. El duelo fue a sable con punta y filo, recibiendo Leal una herida en el cuello.

En 1891 se produjo un enfrentamiento entre D. Augusto y el almirante José María Beránger, que tuvo su origen en el encausamiento de El Imparcial por su campaña contra el programa de construcción naval elaborado por el ministro de Marina Beránger y que no incluía el arma submarina de Isaac Peral. El Resumen salió en defensa de su medio de comunicación amigo y lanzó serias acusaciones y descalificaciones contra el almirante llevando la cuestión al terreno personal. «En el desafío con Beránger se cambiaron dos disparos sin consecuencias, providencialmente, pues una de las balas rozó la oreja derecha del viejo y valiente marino, que para batirse con un periodista renunció á la cartera de ministro»xv

Otros medios afirman que Javier Beránger, hijo del ministro de Marina, quiso limpiar el honor de su padre retando a Suárez de Figueroa a un duelo que no tuvo consecuencias porque fue suspendido por los jueces.

Según Blanco, el duelo con el concejal Sr. Fernández Soler fue porque éste le insultó en sesión pública. «Y por último, en el desafío a sable con el Sr. Soler resultó éste ligeramente herido en la cabeza»xvi

Continúa la exposición de Domingo Blanco diciendo que, a excepción del primer duelo con el hijo del general Salamanca, en que recibió una herida gravísima que le tuvo postrado en cama algunos meses, en todos los demás Augusto resultó ileso.

Toda la prensa se hizo eco del fallecimiento de D. Augusto el uno de enero de 1904 pero ninguna publicó la causa del óbito.  Sin embargo, muchas notas de prensa de los días posteriores a la muerte del Sr. Figueroa indican que falleció fruto de una larga enfermedad. 

En una de sus semblanzas aparece: «Minado ya su robusto temperamento por la enfermedad, fundó con el conde de Romanones otro periódico para el sostenimiento y defensa de las ideas liberales; así vió la luz el “Diario Universal”, pero el exceso de actividad acabó muy pronto con las fuerzas físicas de Figueroa»xvii.

En una nota necrológica, un periodista afirma: «Su muerte no me ha sorprendido; el último día que le vi en la redacción del "Universal", me chocó su demacración, pero no manifesté mi sorpresa temiendo ser indiscreto».

También, el presbítero José Ferrandiz, amigo personal de D. Augusto, escribe en Diario Universal el día después del fallecimiento: «No porque esperase la noticia me ha causado menos pena. (…) Pero nos seguíamos mutuamente, y yo he sufrido también su dolencia de mal pronóstico; he sentido anticipadamente que iba á perderle»

En otra reseña de prensa se recoge: «Fue concejal y diputado á Cortes; y enfermo hace tiempo, marchó a Málaga, su suelo natal, para atender el restablecimiento de su salud, que no consiguió obtener, minado por la enfermedad que lo ha llevado al sepulcro».

Archivo obtenido en Estepona en su Historia. F. J. Albertos.

En El Globo de 3 de enero de 1904, se dice sobre D. Augusto: «Últimamente, cuando la enfermedad que le ha llevado á la tumba empezaba á debilitar las energías del maestro, fundó el "Diario Universal", que apenas ha podido dirigir, (...)»

En el libro "Historia de España", Tomo VIII, de Juan Ortega Rubio, Editorial Bailly-Bailliere, Madrid, 1910, se recoge:

Por tanto, tienen poca veracidad las publicaciones que afirman que D. Augusto Suárez de Figueroa y Ortega murió el día 1 de Enero de 1904  como consecuencia de las heridas que recibió del hijo del general Salamanca en un duelo a espadas.

El entierro

En el diario La Época de 3 de enero de 1904 se recoge, como noticia, esta nota: «Al duelo producido por la muerte de Figueroa se ha asociado el Gobierno. El ministro de la Gobernación telegrafió ayer al gobernador civil de Málaga, Sr. Cano y Cueto, para que, en nombre del Gobierno, asistiera al entierro y diera el pésame á su familia.

La Asociación de la Prensa, en sesión celebrada ayer por la Junta Directiva, acordó telegrafiar al director del periódico malagueño "La Unión Mercantil" para que, en nombre de la Asociación, asista al entierro de D. Augusto Figueroa y deposite sobre el féretro una corona que le dedica aquella corporación.

El presidente del Consejo de administración del "Diario Universal", señor conde de Romanones, y el gerente del mismo, D. Juan Ortueta, se proponían salir para Málaga, con objeto de asistir al entierro de Figueroa; pero la premura del tiempo lo ha impedido.

(...)

El entierro del ilustre periodista Suárez de Figueroa ha sido una general manifestación de duelo, á la cual se ha acogido todo el pueblo de Málaga.

En el cortejo figuraban todos los elementos distinguidos de la sociedad malagueña.

Presidían el duelo el gobernador civil. Sr. Cano y Cueto, en representación del Gobierno; el alcalde, las demás autoridades y otras personas.  

Sobre el féretro que encerraban los restos del gran periodista aparecían coronas de la Asociación de la Prensa de Madrid, de "El Imparcial", del exalcalde de Málaga D. José García Guerrero y de otras personas.

El concejal Sr. Borrajo, director de "El Último", pedirá al Ayuntamiento, en el próximo cabildo, que se conceda á perpetuidad el lugar en que se ha verificado el enterramiento, á fin de que pueda construirse en él un mausoleo.» Firmado: Peña. 

Trayectoria política y parlamentaria

Augusto Suárez de Figueroa también participó en política siendo miembro de la Junta Municipal del Censo de Población (concejal del Ayuntamiento de Madrid) en 1887 y diputado en Cortes en las elecciones de 1899 y 1901. En el ayuntamiento protagonizó acciones como la que se recoge en el diario El Guadalete, el 7 de junio de 1890:


 

Como parlamentario, en las elecciones nº 40, celebradas el 27 de marzo de 1898, D. Augusto salió derrotado por el también periodista D. Andrés Mellado, en el distrito de Gaucín.

En las elecciones nº 41, celebradas el 16 de abril de 1899, legislatura 1899-1900, obtuvo su escaño por la circunscripción de Málaga, distrito de Gaucín, en el que había 10.080 electores, votaron 8.720 y los votos obtenidos fueron 8.720. Su número de credencial fue el 381, la fecha de alta en el Congreso el 2/6/1899, la de baja el 24/04/1901 y la de juramento o promesa del cargo el 25/07/1899. La mayoría del Congreso correspondió al Partido Conservador con Francisco Silvela al frente.

En las nº 42, celebradas el 19/05/1901, se presentó también por Gaucín-Estepona, donde había 11.004 electores, 9.043 votantes y los votos obtenidos fueron 9.043. Su número de credencial fue el 268, la fecha de alta el 30/05/1901, la de baja el 27/03/1903 y prestó juramento o promesa el 06/06/1901. La mayoría del Congreso correspondió al Partido Liberal liderado por Práxedes Mateo Sagasta.

Cuentan los que le conocieronxviii que «Pocos españoles tuvieron más desdén por las representaciones parlamentarias que Augusto de Figueroa. Estuvo indicado para ministro en los días de la izquierda como premio á su inteligencia y á sus esfuerzos, y no había pretendido ser diputado ni senador». Políticamente independiente, «llegado al Parlamento, fue grande su desilusión: ella se refleja admirablemente en el único discurso que pronunció, (…). En las últimas Cortes liberales vino el pobre Augusto al Congreso; mas sus ilusiones marchitas con los desengaños, habían destruido su fe en la obra gubernamental. No tuvo prisa en jurar, convencido de la ineficacia de su esfuerzo y de su talento. En una sesión, de las últimas celebradas por aquellas infecundas Cortes, juró su cargo de diputado para no faltar á los deberes que contrajera con sus paisanos.

No habló. ¿Para qué?

Es, pues, el discurso del 12 de Enero de 1900 la única oración parlamentaria de nuestro llorado amigo. (…)»

En una reseña en La Ilustración Española y Americana se recoge: «(…) En la ímproba labor de la prensa diaria ha llegado á la cima de la celebridad que unánimemente se le reconoce; en la política no buscó ni obtuvo galardones á sus grandes servicios, que hoy tiene para nosotros la aureola de dignidad que da el sincero desinterés».

Reconocimiento del Ayuntamiento de Esteponaxix

El ocho de febrero de 1900, se reúne el Ayuntamiento en el Salón de Sesiones de la Casa Capitular bajo la presidencia del Sr. Werner y Navarro, en convocatoria extraordinaria, para dar cuenta de las manifestaciones hechas por el Diputado del distrito de Gaucín-Estepona D. Augusto Suárez de Figueroa a su llegada a la villa y de las gestiones que ha realizado para obtener recursos con los que auxiliar a los vecinos perjudicados por la inundación que ocurrió el 6 de enero de ese año y que han quedado en la miseria. Se recoge en acta del ayuntamiento que ha conseguido «la formal promesa de los Excmos. Sres. Presidente del Consejo y Ministro de la Gobernación de conceder una cantidad prudencial para remediar la catástrofe y que S. M. la Reina (q.d.g.) haya manifestado el sentimiento con que ha visto la desgracia ocurrida en esta villa la cual tendrá presente y procurará remediar en cuanto sea posible, tan pronto como se promulgue la Ley concediendo un crédito extraordinario para atender á calamidades, (…)». Por todo ello, el Sr. Werner «creía que el Ayuntamiento debía demostrar su gratitud á dicho Sr. Diputado en la forma solemne y oficial que creyera conveniente».

Interviene el concejal D. José Aragón Parrado para manifestar que «el acto realizado por nuestro dignísimo Diputado no era de aquellos que solo merecían la gratitud que todo acto benéfico lleva en sí mismo sino que creía que el Ayuntamiento interpretando fielmente los deseos de todo el vecindario debía nombra hijo ilustre y predilecto de esta Villa á dicho Señor y poner su nombre á la Calle del Convento donde nació, puesto que tan pronto tuvo conocimiento de la catástrofe, sin estímulos de ninguna clase y arrostrando toda clase de molestias abandonó su hogar y comodidades para venir á compartir con nosotros la desgracia levantando el espíritu público, consolando á unos, remediando á los mas necesitados de su peculio particular, aconsejando á la Autoridad local para que lleve á cabo trabajos de saneamiento que ocupen á infinidad de braceros y haciendo cuantas gestiones son necesarias para procurar auxilios con que remediar en un tanto las pérdidas sufridas y daños causados por la inundación».

El concejal D. Ildefonso Chacón se manifiesta a favor de la propuesta del Sr. Aragón y propone que, para que el acto de poner nombre a la calle se revista de mayor solemnidad, «en ese día se repartiera una limosna á los pobres mas necesitados de la localidad pagada de los fondos municipales».

El Ayuntamiento conforme con dichas proposiciones acordó por unanimidad «nombrar hijo ilustre y predilecto de este su Pueblo natal al Diputado por este Distrito Don Augusto Suarez de Figueroa y Ortega y á la vez que la Calle del Convento donde nació se denomine en lo sucesivo de “Augusto Suarez de Figueroa”; que en el dia que se estampe dicho nombre á la espresada Calle, se reparta una limosna á los pobres mas necesitados de la población y que de este acuerdo se expida por el presente Secretario una copia literal certificada que será entregada por una Comision del seno del Ayuntamiento presidida por un Señor Teniente de Alcalde al Señor Don Augusto Suarez de Figueroa para su conocimiento y satisfacción».

En al sesión plenaria del Ayuntamiento, de 17 de febrero de 1900, presidida por el alcalde D. Juan de Jesús Ortega y Navarro, el Secretario dio lectura al oficio dirigido por D. Augusto Suárez de Figueroa en el que daba las gracias a la Corporación por el nombramiento que había tenido a bien hacer, a su favor, de hijo ilustre y predilecto de la villa pero que, con respecto al cambio de nombre de la calle del Convento por el suyo, él era de la opinión contraria a que se levantasen estatuas y se pusiesen inscripciones que perpetuasen el nombre de una persona mientras estaba viva, por lo cual vería con gusto que el Ayuntamiento revocara dicho acuerdo en la parte que a esto último se refiere, y de lo cual se sentiría agradecido.

En vista de ello, y respetando la opinión de D. Augusto, el Ayuntamiento acordó por unanimidad revocar el acuerdo tomado en la sesión anterior en la parte que se refiere al cambio de nombre de la calle del Convento dejándolo firme en todo lo demás y para darle muestra de la estimación del Ayuntamiento aprobó denominar a dicha calle, en lo sucesivo, Calle de “Don Blas Ortega”, abuelo del señor Suárez de Figuerora, «persona que fue en esta Población queridísima y alcalde de la misma de cuya gestión conserva grato recuerdo por la moralidad y buen tacto que acompañó á todos sus actos y la buena Administración que conservó en el tiempo que desempeñó dicho cargo; acordando también que en la casa de dicha calle donde nacio Don Augusto Suarez de Figueroa y Ortega se ponga una lapida que asi lo exprese para recuerdo de todos consignando en ella ademas el dia en que llegó á esta Poblacion a prodigar sus consuelos á los damnificados por la inundación pagando todos los gastos que se originen con cargo al Capitulo de improvisto.»



Vistas actuales de la Calle Blas Ortega
 

En El Imparcial, de 5 de enero de 1904, se recoge la noticia:

«Telegrafían de Estepona:

Al conocer el fallecimiento del hijo ilustre de esta población D. Augusto Suárez de Figueroa y Ortega, gloria legítima de la prensa española, el alcalde, D. José Aragón, que acaba de posesionarse de la Alcaldía-presidencia, mandó suspender toda muestra de regocijo iniciada por sus amigos para solemnizar la toma de posesión.

Convocó á una sesión extraordinaria, en la que se acordó que, para honrar la memoria de tan insigne periodista, se celebren honras fúnebres que costeará el Municipio; titular con su nombre una plaza de la población, é imprimir el acta de la sesión en que fue nombrado hijo ilustre y predilecto de Estepona.

El sentimiento en todo el pueblo es tan unánime como profundo”.

La decisión fue cambiar el nombre de Plaza “Vieja” por Plaza de “Augusto Suárez de Figueroa.

Archivo aportado por D. Juan Ordoñez Bazán

Homenajes y reconocimientos públicos

A raíz de su muerte, en la prensa de la época aparecen diversos artículos alabando la trayectoria personal y profesional de D. Augusto Suárez de Figueroa.

Su periódico, Diario Universal, le dedica dos páginas completas el día 2 de enero de 1904, día siguiente al de su fallecimiento.

La Asociación de la Prensaxx, el 9 de enero de 1904, convocó a los directores de varios periódicos con el propósito de tomar acuerdos encaminados a enaltecer y perpetuar la memoria del ilustre periodista D. Augusto Suárez de Figueroa y aprobaron:

  • Solicitar del Ayuntamiento de Madrid que se ponga a una calle el nombre de “Augusto Figueroa”.
  • Incluir su retrato en la galería de periodistas ilustres que se establecerá en la Asociación de la Prensa.
  • Abrir una suscripción entre los periodistas, para erigir al finado un mausoleo, del que se encargará un artista de reconocido mérito.
  • Reunir y publicar en un tomo los más notables artículos de tan brillante periodista.

Para dar forma práctica a los acuerdos se formó una comisión compuesta por los señores Moya, marqués de Valdeiglesias, Mataix y Muro.

El 15 de enero de 1904, el Ayuntamiento de Madrid acordó que pasase a la Comisión correspondiente la proposición de que se diese el nombre de Augusto Suárez de Figueroa a una calle de Madrid.

El diario El Globo, de 1/2/1904, pág. 3, recoge una noticia con el siguiente titular: “La calle de Figueroa” y cuyo contenido es: «La proposición presentada en una de las pasadas sesiones por el concejal Sr. Estelat, informando al Ayuntamiento para que se ponga el nombre de Augusto Suárez de Figueroa á la calle de Recoletos, ha sido informada favorablemente por la Comisión de Estadística. El dictamen correspondiente irá al próximo cabildo»xxi.

Y, en sesión del 11 de marzo de 1904, el Ayuntamiento de Madrid acordó que la calle del Arco de Santa María se denominase Augusto Figueroaxxii. Esta calle es una vía de Madrid (en el barrio de Justicia del distrito Centro) que desciende en sentido oeste-este desde la calle de Fuencarral a la calle del Barquillo, en el corazón del barrio de Chueca.

Calle de Augusto Aguilera. Madrid. Obtenida con MAPAS-APPLE

También el Ayuntamiento de Málaga homenajeó a D. Augusto Suárez de Figueroa poniéndole su nombre a la actual Plaza de la Marina.

Archivo Fotográfico Municipal de Málaga. Ayuntamiento de Málaga.

Archivo Fotográfico Municipal de Málaga. Ayuntamiento de Málaga.



Obras publicadas

Su producción literaria comprende cientos de artículos periodísticos – algunos de ellos sin firma - , la traducción del italiano de la obra “España: viaje durante el reinado de Don Amadeo I (1883)” de Amicis, Edmondo (1846-1908) y una monografía “Historia de Rusia”, de la que solo escribió el primer tomo.


AGRADECIMIENTOS

A D. Fco. Javier Albertos, D. Ildefonso Carrasco Clavijo y D. Juan Ordoñez Bazán por la información y material aportados.

FUENTES Y RECURSOS:

Archivo del Ayuntamiento de Madrid.

https://www.madrid.es/portales/munimadrid/es/ArchivoDeVilla/Archivo-de-Villa?vgnextfmtަault&vgnextoid=cd507aefd9b5b010VgnVCM100000d90ca8c0RCRD&vgnextchannel=ed858f363313f010VgnVCM1000000b205a0aRCRD

Archivo Histórico Municipal de Estepona. Libros del Registro Civil.

Biblioteca Digital “memoriademadrid”.

http://www.memoriademadrid.es/buscador.php?accion=VerFicha&id=257732&num_id=1&num_total=1

Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca digital.

http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm

Biblioteca Virtual de Defensa. https://bibliotecavirtual.defensa.gob.es/BVMDefensa/es/inicio/inicio.do

Congreso de los Diputados. Archivo histórico. 

https://www.congreso.es/archivo-historico-de-diputados

Estepona en su Historia. F.J. Albertos.

 http://www.esteponaensuhistoria.com/

Historias de la Historia. Javier Sanz.

https://historiasdelahistoria.com/2020/09/20/cuando-ser-periodista-era-una-profesion-de-riesgo-finales-del-xix-y-comienzos-del-xx

Málaga Biografías Malagueñas. Antonio Ruiz.

http://malagapersonajes.blogspot.com/2009/08/augusto-suarez-de-figueroa.html

Málaga y sus historias. Ramón Triviño.

https://malagayhistorias.blogspot.com/2020/12/la-espada-que-mato-un-periodista.html

Real Academia de la Historia. (Casi todos los datos biográficos de los políticos están extraídos de esta página web).

https://www.rah.es/ 



BIBLIOGRAFÍA:

Barriuso Arreba, Inmaculada. “La pistola de duelo (II): Anecdotario de duelistas”. Museo Arqueológico Nacional. Ciclo 2003/2004. Sala 38. Diciembre 2004.

Boned Cólera, Ana. “El Resumen: estudio de las bases estructurales de un periódico de la Restauración”. Historia y Comunicación Social, I. Servicio de Publicaciones Universidad Complutense. Madrid, 1996.

Huguet Pané, Guiomar. "Carmen de Burgos, la primera periodista española". Historia. National Geographic. 1/12/2020.

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/carmen-burgos-primera-periodista-espanola_15868

Lima Sarmiento, Edel. “Con el mazo dando. Represión a la prensa española tras el desastre”. Revista Internacional de Historia de la Comunicación. 2020.

Luengo, Jordi.Masculinidad reglada en los lances de honor. Desafíos burgueses en el cénit de un fin de época (1870-1910). Rúbrica Contemporánea, vol. VII, n. 13, 2018. ISSN.2014-5748.

Martín Escorza, Antonio. “Centenario / El último duelista muerto”. https://www.elmundo.es/cronica/2003/428/1072705433.html

Sanz, Javier. “Cuando ser periodista era una profesión de riesgo (finales del XIX y comienzos del XX”. Historias de la Historia.

https://historiasdelahistoria.com/2020/09/20/cuando-ser-periodista-era-una-profesion-de-riesgo-finales-del-xix-y-comienzos-del-xx

Vilchez, Juan Fermín. “Cien años de la muerte de Suárez de Figueroa”. Cuadernos de Periodistas. Julio de 2004. Pág. 101-106.


REFERENCIAS EN EL TEXTO

i Algunas de las referencias son aportaciones de Don Francisco Javier Albertos.

ii Es ascendido de cadete a alférez de infantería por Real Orden de 6 de agosto de 1867. Noticia aparecida en El Pensamiento Español el 8 de agosto de 1867. BNE (Hemeroteca digital).

iii Francisco Serrano y Domínguez (San Fernando 1810-Madrid 1885), militar y político que ocupó los puestos de regente del Reino, presidente del Consejo de Ministros y último presidente de la Primera República.

iv Joaquín Jovellar Soler (Palma de Mallorca 1819-Madrid 1892) fue un militar y político español, presidente del Gobierno en 1875, capitán general de Cuba y capitán general de Filipinas.

v Arsenio Martínez de Campos y Antón (Segovia 1831-Zarauz 1900) fue militar y político. Combatió en la primera guerra de África, a las órdenes del general Prim, y en la campaña de México en 1862. Al estallar la revolución liberal de 1868 pidió traslado a Cuba.

Proclamada la Primera República, el gobierno le nombró gobernador de Cataluña y comenzó a conspirar a favor de la restauración. Alfonso XII, proclamado rey, le puso al frente de la campaña contra los carlistas. Alcanzó el grado de capitán general, fue gobernador general de Cuba y presidente del Consejo de Ministros en 1879.

vi Práxedes Mateo-Sagasta Escolar (1825-1903), riojano, ingeniero de Caminos, dirigió la revista La Iberia, fue jefe del Partido Liberal-Progresista, varias veces presidente del Gobierno entre 1870 y 1902 y famoso por sus dotes retóricas.

vii En el diario El Imparcial de 4/8/1871 se recoge que, el lunes siguiente, tendrá lugar en el Ateneo Militar una conferencia de diez a once de la noche en la que explicará, el ilustrado auxiliar del ministerio de la Guerra D. Augusto Suárez de Figueroa, la guerra de emancipación de los Estados Unidos. Y en el diario La Época de 27/9/1872 se recoge que se nombra a D. Augusto oficial de la clase de terceros por decreto del ministerio de Fomento.

Y en el diario La Correspondencia de España y La República de 18/4/1873 se recoge el cese de D. Augusto, como oficial de secretaría, por haber terminado en enero la licencia que le fue concedida y no haberse presentado a continuar sus servicios. BNE (Hemeroteca Digital).

viiiJosé López Domínguez (Marbella 1829-Madrid 1911) fue militar de artillería y participó en la guerra de Crimea. Políticamente apoyó el levantamiento progresista de O’Donnell y estuvo siempre al lado de su pariente Serrano, duque de la Torre. Fue diputado por la circunscripción de Coín-Marbella de 1858 a 1864 y participó en la guerra de Marruecos y en la guerra contra los carlistas.

En 1873 fue nombrado capitán general de Burgos. Presidente del Senado y Ministro en varios gobiernos, ocupó la presidencia del Consejo de Ministros desde el 6 de julio al 30 de noviembre de 1906.

ix José Canalejas Méndez (Ferrol 1854-Madrid 1912) fue abogado y político regeneracionista y liberal. Ministro en varios gobiernos y presidente del Congreso, llegó a ser presidente del Consejo de Ministros desde el 9/2/1910 hasta el 12/11/1912, día en el que fue asesinado en un atentado anarquista.

x Álvaro Figueroa y Torres (Madrid 1863-Ibidem 1950), conde de Romanones, fue abogado, político, empresario y terrateniente. Diputado, alcalde de Madrid, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes con Sagasta (en este cargo tomó importantes decisiones como que el Estado pagase a los maestros nacionales y no los ayuntamientos),presidente del Congreso y el Senado, fue presidente del Consejo de Ministros en varios periodos entre 1912 y 1919. También fue procurador en las Cortes Franquistas entre 1943 y 1946.

xii Antonio Cánovas del Castillo (Málaga, 1828-Mondragón, 1897), licenciado en Derecho y político, fue el artífice del régimen de la Restauración y máximo dirigente del Partido Conservador, que creó. Ejerció el cargo de presidente del Consejo de Ministros en seis ocasiones, alternando el poder con Sagasta. Bajo su gobierno se aprobó la Constitución de 1876. Murió asesinado por un anarquista.

xiii El Resumen. 11 de agosto de 1887.

xiv El Imparcial. 3 de enero de 1904. Nota firmada por Domingo Blanco.

xv El Imparcial. 3 de enero de 1904. Nota firmada por Domingo Blanco.

xvi El Imparcial. 3 de enero de 1904. Nota firmada por Domingo Blanco.

xvii Nuevo Mundo. 1904. Nº 522

xviii Diario Universal 2 de enero de 1904

xix Lo recogido en cursiva es texto de las actas capitulares. Archivo Histórico Municipal de Estepona.

xx El Proteccionista. 10/1/1994. Pág. 2. BNE (Hemeroteca Digital)

xxiBNE (Hemeroteca Digital)

xxii Diario Oficial de avisos de Madrid, 22/3/1904. BNE (Hemeroteca Digital)




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