07 noviembre 2021

Estepona y el contrabando (Siglos XVIII y XIX)

Leyendo las actas de los Plenos del Ayuntamiento de Estepona durante la II República, me encontré, en la del 21 de julio de 1932, el siguiente asunto: «A continuacion fué leida atenta comunicacion del Sr. Teniente Coronel Jefe de Carabineros de esta Comandancia en el que dice que derribado el nicho que en este Cementerio conserva los restos del que fue Capitan del Cuerpo Don Manuel de Sotomayor Villafuerte, asesinado en la noche del 24 de septiembre de 1889, nicho que venia concedido á perpetuidad en nombre del Cuerpo, solicita adquirir uno de los nuevamente construidos en la cantidad que se le señale continuando con el dicho caracter de perpetuidad.

El Ayuntamiento en su vista por unanimidad acuerda, conceder el caracter de perpetuidad al nicho en que se depositen los restos del citado Capitan Don Manuel de Sotomayor Villafuerte, nicho que por el Cuerpo sera adquirido de los de nueva construccion, en la cantidad que se le señale por la Comision encargada de dichas construcciones.»

Tumba de D. Daniel Sotomayor Villafuerte. Cementerio de Estepona. Archivo de D. Juan Ordoñez Bazán

Al investigar la muerte de dicho capitán de carabineros, me encuentro con que el nombre con el que aparece en la hemeroteca y documentación militar es el de Daniel y no Manuel y que, al parecer, fue muerto por contrabandistas.

La curiosidad por ese hecho me ha llevado a comprobar las grandes dimensiones que adquirió el contrabando durante los siglos XVIII y XIX en Estepona, aunque también hay que decir que afectó prácticamente a todo el país. 

En el siglo XX, al problema del contrabando con Gibraltar se le une el tráfico de estupefacientes y el tráfico de capitales, al convertirse "El Peñón" en un paraíso fiscal. El tema adquiere mayor complicación, por lo que he preferido ceñirme a dar una visión del problema del contrabando en nuestra localidad durante esos dos siglos, el XVIII y el XIX.

1.- Un poco de Historia

                a) El tratado de Utrecht

El 1 de noviembre de 1700, muere Carlos II, “El Hechizado”, sin dejar descendencia y extinguiéndose, por tanto, la rama española de los Habsburgo (Casa de Austria).

En su testamento propone como heredero a Felipe de Borbón (1683-1736), nieto de Luis XIV, rey de Francia. En principio, gracias a las garantías que Luis XIV dio a los reyes y emperadores europeos de que no se unirían bajo una misma autoridad los reinos de Francia y España, todos los países, salvo el emperador de Alemania, Leopoldo I, reconocieron al duque de Anjou como rey de España. Sin embargo, tras la coronación de su nieto, Luis XIV dio a entender que se retractaba de dicho acuerdo e invadió los Países Bajos en nombre de Felipe V, rey de España.

Las monarquías europeas se unieron y declararon la guerra a Francia y España en junio de 1702. La poderosa armada anglo-holandesa atacó Cádiz pero la ayuda naval francesa, la defensa española y la desunión entre los generales ingleses y holandeses impidieron la conquista.

Se inició así la Guerra de Sucesión Española, que fue tanto una guerra civil como europea. La vertiente civil se inicia con la entrada del archiduque de Austria en Barcelona en 1705. La contienda afecta sobre todo a la Corona de Aragón y sus consecuencias llegan hasta hoy en día pues son argumento de los partidos que defienden la independencia de Cataluña.

Un hecho histórico fundamental para la existencia del contrabando en Estepona fue la conquista de Gibraltar por la armada angloholandesa, actuando en nombre de Carlos de Austria, pretendiente a la corona española, que se produjo el 4 de agosto de 1704.

Tras doce años de batallas, la muerte de Leopoldo I y de su heredero, y el ascenso al trono de su otro hijo, Carlos de Habsburgo, aspirante al trono español, el bloque europeo empieza a tener fisuras e Inglaterra presiona para firmar la paz. Se sellan diferentes tratados bilaterales entre los contendientes y el más importante de todos es el Tratado de Utrecht, firmado entre España e Inglaterra, el 11 de abril de 1713, que fue sumamente beneficioso para los británicos y que dio lugar a su hegemonía en el continente.

Como consecuencia del Tratado, de cuyo contenido fue muy responsable el rey de Francia, España perdió sus posesiones europeas e hizo importantes concesiones comerciales a Inglaterra. Entre otros acuerdos, el tratado recogió:

  • Felipe V es reconocido como rey de España y de las Indias y renuncia a todo derecho al trono de Francia.
  • Inglaterra conserva Menorca y Gibraltar, ocupadas durante la guerra y obtiene tierras en el Caribe y parte de lo que hoy es Canadá. Además, obtiene el monopolio sobre el tráfico de esclavos negros con la América española, el derecho de asiento y la posibilidad de enviar allí un navío anual para comerciar.
  • La Casa de Saboya recibe Sicilia.
  • Austria obtiene los Países Bajos españoles, el Milanesado, Nápoles, Flandes y Cerdeña. 
  • Etc. 

        b) La gestión de los impuestos en España

A comienzos del siglo XVIII,  la mayor aportadora de capital para la Hacienda Pública era la corona de Castilla. Tras la Guerra de Sucesión, Aragón, Valencia, Cataluña y Mallorca fueron obligadas a participar de mayor manera en la Hacienda y se les impusieron nuevos tributos.

El sistema fiscal descansaba en tres grandes bloques de rentas: las Rentas Provinciales, que, bajo una administración común, comprenden tercias, alcabalas, diezmos, cientos, servicios, millones, lana, hierbas, nieve, pescado y aguardiente; las Rentas Generales correspondientes a las aduanas y las Rentas Estancadas que se obtienen de los estancos o monopolios como el tabaco, la sal, el papel sellado para documentos oficiales, etc.

En esa época predominaban, pues, los tributos indirectos sobre el consumo o sobre la circulación de bienes. No se gravaba la riqueza o la renta de los vecinos puesto que ello necesitaría de un catastro y un control de ingresos, que no existía. 

Otro detalle importante es que la Hacienda Pública no recaudaba directamente los impuestos, sino que arrendaba el cobro. Una persona o compañía era la encargada de recolectar los impuestos del rey. Su función aseguraba a éste sus ingresos fiscales. El mecanismo era, además, un sistema de préstamo. La contrapartida estaba en los supuestos grandes beneficios de los arrendatarios. La realidad es que el sistema de arriendo de los impuestos y, especialmente el de aduanas, era ineficaz y corrupto, lo cual obligaba en muchas ocasiones a que los gobiernos tuviesen que utilizar el ejército para perseguir contrabandistas y defraudadores y vigilar a los arrendatarios de la recaudación.

La administración central se unifica en la figura del Superintendente, que, desde 1715, es a su vez Secretario del Despacho y enlace entre el Rey y las instituciones de hacienda. De él depende todo el aparato recaudatorio.

A mediados del siglo XVIII, se realiza el catastro del Marqués de la Ensenada para intentar establecer un único modelo impositivo recaudatorio en base a la riqueza y posesiones de los ciudadanos  que finalmente no llegó a implantarse.

A principios del XVIII se realizaron reformas de la Real Hacienda. Se crearon organismos nuevos como la Secretaría del Despacho de Hacienda (1705-1715) o la Tesorería General (1717-1726) y se mantuvo el arrendamiento de las rentas reales transfiriéndolas a determinados banqueros. 

Dada la extensión del imperio español, las rentas aduaneras eran muy considerables y para conseguir mayor beneficio de estos ingresos, la Hacienda estatal publicó la Ley de aranceles en 1733.

Es a partir de mediados de siglo cuando la Hacienda pasa a ser administración directa del Estado y se elimina el arrendamiento. La España del siglo XVIII siguió el ejemplo inglés de eliminar los arrendamientos, al contrario de Francia, donde tal sistema se mantuvo casi todo el siglo.

En 1784 se reforma la Ley de aranceles y se crea la Dirección de Rentas, asignando empleados suficientes para velar por el cumplimiento de las leyes fiscales. Pero la nueva organización se tradujo en mayor corrupción. Los funcionarios velaban más por sus intereses que por los del Estado. Por ello, en 1799 se crea el Resguardo General de Rentas, que a decir de algún cronista de la época, "en lugar de mejorar los ingresos, incrementó el contrabando". Los años anteriores a la Guerra de la Independencia (1808-1814) fueron años de apogeo de organizaciones de contrabandistas como los "Escopeteros" en la Baja Andalucía.

En 1820 se vuelve a apelar al Ejército y se crea el Resguardo Militar, que fue disuelto al poco tiempo por presiones de los recaudadores, a los que su vigilancia les resultaba molesta y arbitraria. En las zonas que más se significaban por sus problemas con el contrabando, como era el Campo de Gibraltar, se mantienen destacamentos de Infantería y Caballería. 

Los siglos XVIII y XIX se caracterizan pues por una mayor participación del ejército en la vigilancia de la recaudación de tributos y la persecución del contrabando.

2.- Gibraltar, foco del contrabando

Contrabando, etimológicamente significa “ir contra el bando”, o sea, ir contra las disposiciones legales, aunque este significado ha quedado reducido a la transgresión del orden legal mediante el tráfico de géneros de ilícito comercio, libres de impuestos o escasos y el consiguiente fraude a la Hacienda pública.

Cuando Inglaterra ocupa Gibraltar en 1704, muchos españoles encuentran un lucrativo negocio, o una forma de ganarse la vida, suministrando víveres al Peñón. Dicha tarea se facilitó cuando se la declaró puerto franco, dado que cualquier navío, incluso los de las naciones enemigas, podían cargar y descargar en “La Roca” sin impedimento ni gravámenes.

Con el tratado de Utrecht, el abastecimiento a Gibraltar dejó de tener problemas pues podían comprar géneros de los pueblos vecinos, pagando en dinero y no mediante trueques, pero no se permitía el transporte de mercancías desde Gibraltar a España. Ello hace que se consolide el contrabando y se convierta en una de las principales industrias gibraltareñas, siendo el tabaco y los productos textiles sus productos estrella.

El escritor-investigador Tito Benady, en su comunicación "Españoles en Gibraltar en el siglo después de Utrecht", (http://institutoecg.es/wp-content/uploads/2019/02/Almoraima17-Articulo16.pdf) recoge que «en 1711 Jan Gerardo Dierk (cónsul holandés casado con una muchacha española del pueblo), montó un molino de rapé en la calle que desde entonces se ha denominado City Mill Lane (Callejón del Molino de la Ciudad). En 1715 el gobierno británico fue informado de que varios agricultores habían sido fusilados por suministrar a Gibraltar, indudablemente cambiaban sus productos agrícolas por tabaco. Esto es un poco raro, porque el contrabando de tabaco no incurría en pena de muerte, aunque sí su cultivo. Indudablemente estos agricultores fueron acusados de haber cosechado el tabaco que se les encontró. No cabe duda de que con los años creció, algunas veces exportado de la ciudad y en otras ocasiones directamente de barcos anclados en la bahía o al Este del Peñón, con los comerciantes de la plaza actuando de intermediarios.

En 1749 el general Blan fue enviado a Gibraltar, después de muchas protestas, para reformar el gobierno de la plaza. Entre otras reformas controló la importación de tabaco como medida para mejorar las relaciones con España. Prohibió la importación del tabaco de Brasil (tabaco negro) pues lo que se consumía en la plaza era el rubio de Virginia. También impuso control sobre la cantidad que se importaba y lo que se podía sacar de una vez de los depósitos controlados; y puso el monopolio de la importación de tabaco, como la del vino y licores, en manos de unos determinados comerciantes ingleses protestantes, por ser de más confianza. Pedro Romero y Juan de la Rosa apelaron contra esta última disposición, reclamando que eran representantes de las únicas dos familias que quedaban de los vecinos de antes de 1704 y que sus derechos debieran ser protegidos por ser súbditos británicos, pero sin éxito».

Las autoridades de Gibraltar luchaban aparentemente contra el contrabando y castigaban con 50 latigazos a los que descubrían realizando contrabando de tabaco, incluso «Lord Home permitió a los aduaneros españoles establecer una oficina en el muelle y registrar los barcos y la ciudad en busca de tabaco. La práctica quedó interrumpida en 1762 cuando España y Gran Bretaña entraron en guerra». 

 (...) «Cuando se estableció la paz en 1814 había más de 200 barcos registrados en Gibraltar, la mayoría sin empleo y éstos se dedicaron al contrabando a gran escala. Algunos de ellos, antiguos corsarios, no perdieron sus viejas malas costumbres y en 1816, el mítico "El Feroz" de la aduana española fue apresado en la costa de Málaga para que no estorbara la faena y remolcado a la bahía de Algeciras antes de ser liberado».

Los que sacaban las mercancías de Gibraltar y la transportaban hasta la costa eran los "corredores", quienes  además eran los encargados de "allanar dificultades", sobornando a los agentes del cuerpo de Resguardo e incluso pagando anticipadamente un "peaje" a los bandoleros que controlaban los caminos de la sierra. También mantenían buenas relaciones con las autoridades locales españolas. Nunca faltaba un buen puro o un pañuelo de seda para las señoras.

Todos los historiadores coinciden en que durante los siglos XVIII y XIX el contrabando fue tolerado y estimulado por los británicos y utilizado como herramienta política. Y al contrabando hay que unir los piratas y corsarios que utilizan Gibraltar como sede para hacer incursiones por toda la costa. También hay que decir que, durante la guerra de la Independencia, los contrabandistas fueron utilizados por los gobiernos inglés y español para luchar contra Napoleón.

Además de las medidas militares y coercitivas para aminorar el contrabando, el gobierno intentó aumentar la producción y disminuir los costes de los productos más demandados, como tabaco, tejidos de algodón y muselinas, con escaso éxito.

La realidad es que el comercio ilegal se mantuvo y creció durante los siglos XVIII y XIX. Los contrabandistas campaban a sus anchas, aumentaban de número, tenían mejores medios y una buena organización, y no despreciaban la violencia. Además, no estaban mal vistos por la ciudadanía puesto que miembros de todos los estratos de la sociedad se beneficiaban directamente de ese comercio y todos ganaban obteniendo productos a mejor precio que el oficial. En cierta medida, los consideraban luchadores contra la opresión del Estado.

El contrabando solo estuvo parcialmente paralizado durante los asedios que sufrió la colonia británica en 1727 y entre 1779 y 1783.

La edad de oro del comercio ilícito con Gibraltar se produce a partir de 1830 cuando Inglaterra la convierte en colonia, dotándola de policía propia, jueces y gobierno, a pesar de que la Dirección General de Aduanas española toma diversas medidas para intentar impedir el contrabando que minoraba considerablemente la recaudación del Estado y destruía la industria y el comercio legal de la zona. Las autoridades de “La Roca”, o miraban hacia otro lado o se beneficiaban de los sobornos de los contrabandistas.

Según el profesor Antonio Torremocha, el valor de las exportaciones británicas de algodón a los puertos españoles no alcanzaba 15.000  libras en 1830, mientras que las enviadas a Gibraltar ascendían a medio millón de libras. Esos tejidos no vestían a los gibraltareños sino que llegaban a España de contrabando, arruinando su industria textil y su Hacienda. En 1835, 3.000 de los 15.000 gibraltareños se dedicaban a la manufactura de cigarrillos.

Parte del contrabando se realizaba por tierra, por el paso fronterizo, utilizando incluso animales porteadores. Los perros con arneses eran muy utilizados y cuando se veían en peligro de ser capturados estaban adiestrados para lanzarse al mar y llegar nadando a la playa. No obstante, la vía marítima era, ha sido, y sigue siendo en la actualidad, el medio más utilizado para llevar a la Costa los productos ilícitos.

3.- Medios para la lucha contra el contrabando

Durante el siglo XVIII, como ya hemos comentado, se produce una paulatina militarización del orden público con la intervención puntual del Ejército en ayuda de los agentes encargados del mismo (Audiencias y Chancillerías, Corregidores y Justicias locales, Resguardos de Rentas, etc.) o a través de Compañías sueltas, de claro cuño militar, especializadas en la persecución de la criminalidad.

Tras el tratado de Utrecht, se crea el Gobierno Militar del Campo de Gibraltar, un órgano de gobierno de jurisdicción no solo militar, sino también civil, que existió, bajo diversos nombres.

Es en 1723 cuando se crea la Comandancia General del Campo de Gibraltar, con cabecera en San Roque, aunque su comandante tenía ya anteriormente atribuciones militares y civiles. La jurisdicción de la Comandancia, que contaba con órganos territoriales de administración civil, comprendía 27 pueblos y no dependía de la Capitanía General de Sevilla.

El contrabando perjudicaba considerablemente los ingresos de la Real Hacienda, controlados por los arrendatarios, tanto a los valores de Rentas Generales o aduanas, sobre todo en la rama de tejidos, como a la Renta de Tabaco, producto monopolio del Estado y no se ceñían al Campo de Gibraltar. Por esa razón, se organizan las fuerzas de Resguardo. Los Resguardos de aduanas eran grupos armados más estáticos porque  se situaban en puntos concretos, mientras que los del tabaco patrullaban por la costa y el interior buscando contrabandistas y confiscándoles sus géneros.

Los dos Resguardos se unieron en 1743, pasando a depender directamente de la Real Hacienda, y mejoraron en organización, dotación y número de efectivos, siguiendo una estructura organizativa militar. En 1760 se reestructuró para dotarla de mayor efectividad y desapareció la denominada tropa de auxilio pasando sus funciones al regimiento de caballería de la Costa del Reino de Granada.

En las zonas más conflictivas, como era el Campo de Gibraltar, a mediados del siglo XVIII, las funciones de lucha contra el contrabando se encomendaron a destacamentos militares específicos como la Compañía de Escopeteros de Getares (1), fundada el 14 de diciembre de 1750, habiéndole hecho patente el capitán general de Andalucía, al ministro Marqués de la Ensenada, la enorme dimensión del problema.

Es en el reinado de Carlos III, como consecuencia del contrabando de tabaco y el crecimiento de la criminalidad de tipo bandolero, cuando se da un impulso definitivo para involucrar al Ejército en tareas de policía, a través de los Capitanes y Comandantes Generales de las diferentes demarcaciones.

Plano para indicar los caminos de las patrouillas, d'infanteria, de cavaleria, et de los feluchos de renta

AGS. Secretaría y Superintendencia de Hacienda, 01918. En carpeta con tít.: Año de 1765. Renta del tavaco. Sevilla. Con carta del Comandante del Campo de San Roque [al Marqués de Crillon] informándole del nuevo plan para proteger las costas del contrabando. Sin fecha. La contestación del Marqués es del 28 de junio de 1765

La Capitanía General de Andalucía y las Comandancias Generales de Costa de Granada y del Campo de Gibraltar adquieren una responsabilidad plena y, mientras mantienen el poder absoluto de decisión sobre las “tareas de policía”, demuestran ejercer correctamente sus funciones por el número de detenciones que protagonizan, pero su actuación se ve distorsionada por medidas del propio gobierno, como es el nombramiento de comisionados procedentes del Resguardo de Rentas, nombrados por el Secretario de Despacho y sin subordinación a la autoridad militar. En1785, Hacienda nombra un comisionado, Bartolomé Fernández Armesto, con amplias facultades como Comandante del Resguardo y al que el Comandante General del Campo de Gibraltar, el marqués de Zayas, tuvo que franquear tropas cada vez que lo solicitaba en perjuicio de la guarnición de la costa. Armesto se reveló como un desastre, cosechando fracasos y provocando algún que otro alboroto, como sucedió en Ronda, y finalmente fue trasladado a Málaga donde mantuvo su nefasta trayectoria.

Su sustituto en el Campo de Gibraltar fue Juan Miguel de Igea, quien, con su segundo, Miguel Gallego, Guarda Mayor del Resguardo, sí formaron un equipo eficaz y especializado que obtuvo un éxito notable en la lucha contra el contrabando.

El mando militar del Campo de Gibraltar fue trasladado a Algeciras en 1804 por el general Castaños. Una Real Orden, de 9 de Octubre de 1815, subordinó al Comandante General del Campo de Gibraltar al Capitán General de Andalucía, estableciendo algunas salvedades en caso de extrema necesidad, en el que el Comandante General podía dirigirse directamente a la capital.
La Comandancia General ejercía su jurisdicción sobre las localidades de Algeciras, Tarifa, San Roque, Los Barrios, Jimena de la Frontera, Castellar de la Frontera y Alcalá de los Gazules.

Por otro lado, una vez finalizada la Guerra de la Independencia, la debilidad del Estado hace que la inseguridad se apodere de los caminos españoles. El bandolerismo era un mal endémico del país. Ello hace que las Cortes de Cádiz reunifiquen la Milicia Nacional para combatirlo. Tras ser disuelta por Fernando VII, se reconstituye en 1820, pasando a denominarse Cuerpo de Voluntarios Realistas, poco después.

Tras diversos modelos fallidos y la falta de idoneidad y eficacia de los responsables directos de la lucha contra el contrabando, a pesar del apoyo temporal y puntual de unidades del Ejército, la medida que se adoptó, en 1829, fue la creación del Cuerpo de Carabineros. Su misión principal era la vigilancia de las costas y fronteras, además de la represión del fraude y el contrabando. 
El Real Decreto de Fernando VII de 9 de marzo de 1829 lo denomina como: Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras y se designa al general José Ramón Rodil para su organización y puesta a punto..
En 1833 pasa a denominarse Carabineros de la Real Hacienda dependiendo de la Dirección de Rentas Estancadas del Ministerio de Hacienda y siendo por tanto un Cuerpo prácticamente civil. 
En 1842, siendo el Marqués de Rodil presidente del Consejo de Ministros, el Cuerpo estaba desacreditado y se procede a una nueva organización con el nombre de Cuerpo de Carabineros del Reino para sustituir a los de la Real Hacienda. La misión de reestructurar el nuevo Cuerpo se le encarga al Mariscal de Campo D. José Martín Iriarte.
En 1844, el gobierno de Luis González Bravo suprimió la Milicia Nacional, que a veces también hacía labores de apoyo a los carabineros, y la necesidad de cubrir sus funciones de "policía" hace que el 28 de marzo de 1844 se cree el Cuerpo de la Guardia Civil.  Aunque ambos cuerpos eran militares, el de la Guardia Civil dependía de Gobernación, mientras que el de Carabineros era de Hacienda.

Para el control marítimo, en la Gaceta de Madrid de 6 de febrero de 1877, el Ministerio de Marina publica una Real Orden estableciendo las fuerzas navales que se destinan en la península e islas Baleares para el resguardo de las costas y persecución del contrabando. La división de Algeciras tenía cinco sectores de unas 14 millas aproximadamente, uno de los cuales iba desde Punta de Europa hasta Estepona. Las fuerzas asignadas a esta división eran: un pontón, un cañonero, dos lanchas cañoneras y seis escampavías. El sector de Estepona Oeste sólo tenía una de estas escampavías.

Por el Este estaba la división de Málaga, que cubría desde Estepona al Cabo de Gata, dividida en cinco secciones. La de Estepona llegaba hasta Puntacalaburras. La dotación era: un vapor de ruedas, dos cañoneros y seis escampavías. Un cañonero hacía el servicio desde Estepona hasta Motril y en el sector específico de Estepona Este había una escampavía.

Y por reales órdenes de 10 y 28 de enero de 1878, se dispuso la división de la Comandancia de Carabineros de Cádiz en dos, creándose la de Algeciras con fuerzas de aquella y suprimiéndose la plaza de teniente coronel en la de Pontevedra, por entonces menos conflictiva, que pasó a mandar la de nueva creación, por ser de mayor importancia.

De esta forma el Campo de Gibraltar tendría desde ese momento su propia unidad bajo el mando de un jefe de categoría suficiente para atender y resolver, con independencia del de Cádiz, las constantes vicisitudes que se planteaban por razón del servicio de Resguardo.

Como ya hemos comentado, en la lucha contra el contrabando, la duplicidad de mandos responsables, ejército por un lado y hacienda por otro, presentaba bastantes inconvenientes, de ahí que el gobierno decidiese establecer un mando único, la autoridad militar.

La Comandancia de Algeciras fue dando tan buenos resultados en la represión del contrabando gibraltareño de la provincia de Cádiz que once años después, al haber aumentado considerablemente dichas actividades en la parte oriental, se decidió crear otra unidad similar en la zona colindante de la provincia de Málaga.

Así por real orden del Ministerio de la Guerra de 31 de agosto de 1889, la Comandancia de Carabineros de Málaga, que mandaba el teniente coronel esteponero José Suárez de Figueroa y Ortega, (como puede verse en la imagen de a continuación), se dividió en dos, que pasaron a denominarse de Málaga y de Estepona.


Boletín Oficial del Ministerio de la Guerra 1889


Los fundamentos para justificar la división fueron muy similares a los empleados en 1878:

“Considerando que la extensión que hoy tiene la referida Comandancia y lo numeroso de la fuerza que le está asignada son excesivas para que el servicio que en ella se presta pueda ser vigilado por el primer Jefe, que reside en la capital, cual lo demanda la importancia de una comarca tan próxima a la plaza de Gibraltar, y en la que sus naturales tienen decidida tendencia al tráfico de contrabando, circunstancias que exigen una constante vigilancia y que el servicio se impulse de una manera enérgica, por lo que se hace indispensable la modificación indicada, estableciendo otra Comandancia en Estepona, con objeto de que resida en este punto, el más importante de aquella zona, un jefe caracterizado con todos los elementos necesarios para obrar por si mismo rápida y oportunamente”.

Los efectivos que se adjudicaron a la Comandancia o Fracción de Carabineros de Estepona fueron las compañías de Infantería de Ronda, Estepona y Marbella y la 2ª de Caballería de Marbella, mientras que Málaga se quedaba con las cuatro compañías de Infantería restantes (Fuengirola, Palo, Nerja y Málaga) y la 1ª de Caballería de Antequera.  Como jefe de la Comandancia de Estepona fue destinado, el 26 de septiembre de 1889, el teniente coronel Juan Rodríguez Frías, procedente por ascenso de la de Santander, donde había estado como jefe de la misma. 

La plantilla inicialmente fijada fue de 507 efectivos: 1 teniente coronel, 1 comandante, 457 de infantería (4 capitanes, 9 tenientes, 3 alféreces, 16 sargentos, 36 cabos, 1 cabo de cornetas y 388 carabineros), 35 de caballería (1 capitán, 1 teniente, 1 alférez, 3 sargentos, 2 cabos y 27 carabineros) y 13 de mar (2 cabos y 11 carabineros) así como 1 armero y 1 matrona de 2ª clase.

Un personaje histórico que estuvo destinado en la Comandancia de Carabineros de Estepona, desde el 1 de noviembre de 1892 hasta el 1 de agosto de 1894, fue el héroe de la Guerra de Cuba Eloy Gonzalo García "Cascorro", cuya biografía es bastante llamativa. Los interesados pueden encontrar información detallada en:

https://ejercito.defensa.gob.es/Galerias/Descarga_pdf/Unidades/Madrid/rinf1/REVISTA_numero_5.pdf

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/1455818.pdf

A lo largo de la historia, el Cuerpo de Carabineros ha intervenido como fuerza del ejército en distintas guerras, como las carlistas, en África, etc.  Durante la Guerra Civil,  se alineó con el Gobierno de la República, convirtiéndose en la élite del Ejército Popular. Tras la contienda, la Ley de 15 de marzo de 1940 hace desaparecer el Cuerpo de Carabineros integrándolo en la Guardia Civil. 

Cuartel de Carabineros convertido en Cuartel de la Guardia Civil. Archivo aportado por D. Juan Ordoñez Bazán

A finales del siglo XIX, el Cuartel de Carabineros de Estepona estaba emplazado donde se encuentra actualmente la plaza García Caparrós, en el Paseo Marítimo (plaza de la oficina de Correos). 
En la imagen se ve el cuartel entre el Iberia y el edificio Castillo, primer bloque de viviendas construido en primera línea de playa. Archivo aportado por D. Juan Ordoñez Bazán, del libro de Juanma Herrera.

También había un acuartelamiento en la zona de Guadalmina, junto a la torre de Baños.

4.- Estepona y el contrabando

Tras la conquista de Gibraltar por los ingleses, y, en especial desde 1706, los dueños de faluchos, jábegas y otras embarcaciones, desde Estepona hasta Tarifa, son los primeros que participan en actividades ilegales suministrando víveres a Gibraltar y comenzando el negocio del contrabando. A ellos se unirían barcos procedentes de Levante, Málaga, Cádiz, Portugal y el norte de África.

El contrabando fue tomando forma y desarrollándose durante los siglos XVIII y XIX utilizando la metodología de la guerrilla y el bandidaje. La serranía de Ronda conformaba el marco perfecto para su desarrollo: una geografía angosta y compleja para las tropas regulares y apoyo de la población. El primer mercado lo constituía Ronda siendo Gaucín la etapa intermedia. Grazalema y Ubrique formaban la retaguardia y Casares, Jimena y Castellar eran las avanzadillas. El desembarco del género se hacía por la zona de Estepona por el este y la de Vejer por el Oeste. Por esa razón, por sus kilómetros de costa y la intervención de su flota, el nombre de Estepona está unido al contrabando durante los siglos XVIII y XIX. Una muestra de ello es el libro "Carmen" de Prosper Mérimée, en el que Don José, en uno de sus pasajes, cuenta: «[...] Para resumir, señor, Carmen me proporcionó un traje de paisano, con el cual salí de Sevilla sin ser reconocido. Fui a Jerez con una carta de Pastia para un vendedor de anís, en cuyo establecimiento se reunían contrabandistas. Me presentó a esa gente, cuyo jefe, apodado el Dancaire, me aceptó en su banda. Salimos para Gaucín, donde encontré a Carmen, que me había dado cita allí. En las correrías, ella servía de espía a nuestra gente, y jamás lo hubo mejor. Volvía de Gibraltar y ya había acordado con un patrón de navío el embarque de mercancías inglesas que debíamos recoger en la costa. Fuimos a esperarlas cerca de Estepona, después ocultamos una parte de ellas en la montaña; cargados con el resto, fuimos a Ronda. [...] »

D. Francisco Javier Albertos Carrasco en el volumen 43 de su colección Temas sobre Estepona, titulado Proud to be English. Proud to be British, recoge diversos documentos que nos pueden dar una visión de la situación en que se encontraba Estepona y su comarca a finales del siglo XVIII, por culpa de Gibraltar. Un ejemplo es la carta que le envía el marqués de Roben a Godoy, documento del Archivo Histórico Nacional: 

«Excmo. Señor Príncipe de la Paz:

Las partidas que tengo destinadas a la persecución de contrabandistas, y malhechores aprehendieron últimamente en dos distintas noches, sobre la costa de Estepona, cinco fardos de géneros y dos cargas de tabaco; dos ladrones famosos, que infestaban las campiñas de Medina Sidonia con otros varios; crecido número de desertores de Marina, y Ejército; y ahora acaban de aprehender a tres contrabandistas; y teniendo positivas noticias, por un confidente que mantengo en la Serranía de Ronda, de intentar ejecutar un fuerte desembarco de fraude, a la inmediación de la Torre de la venta de Guadalmina, situada entre Estepona y Marbella, he providenciado pase inmediatamente allí un fuerte destacamento, con el importante objeto de evitar el considerable perjuicio que amenaza a la Real Hacienda.

Dios guarde a V. E. muchos años, Campo de Gibraltar, 13 de septiembre de 1797.
Firmado, el marqués de Roben.»

Para hacernos una idea de la envergadura que tenía el contrabando en nuestra localidad en el siglo XIX vamos a echar mano a las noticias de la época, vamos a tirar de hemeroteca y encontramos:

GACETA DEL GOBIERNO 10/2/1821 (Gaceta de Madrid volumen1)

«Los servicios que presta la milicia nacional no se limitan á los que por su reglamento le estan señalados; y sus individuos, zelosos en todas partes de contribuir a la tranquilidad y prosperidad de la Nacion, lo hacen mas ó menos, según se lo permiten su situacion y circunstancias.

Noticioso el teniente coronel D. Esteban Barriga, capitan de la de Estepona, que cuatro barcos cargados de géneros de ilícito comercio debian desembarcarlos cerca de aquella villa, dispuso, de acuerdo con el alcalde constitucional, salir con veinte milicianos de su compañía, auxiliados del teniente del regimiento infantería de Africa D. Josef Sanchez de la Fuente, que se hallaba alli con 22 hombres del mismo regimiento, y reunidos se dirigieron por la noche hacia la torre de las Bóvedas, en cuya playa hallaron fondeados los cuatro barcos, que descargaban sus géneros al tiempo que de la sierra bajaba un gran número de contrabandistas montados, los que á la voz de alto de la tropa hicieron un vivo fuego, que fue contestado por ella, y sostenido hasta dispersarlos y batirlos completamente, tomándoles cuatro caballerías mayores, tres piezas de bayeta, cuatro de cocos pintados, una de pañuelos ,12 de elefantes, una de coco negro, una de casineta, una de pana, 114 y 1/2 serones grandes de cigarros y hoja virginia, y siete corachines de rollo Brasil.

Posteriormente supo el capitan Barriga que á legua y media de Estepona debia desembarcar un contrabando, y con la anuencia del alcalde primero constitucional D. Juan Josef Martinez se embarcó en un falucho pescador, acompañado del teniente la Fuente, del subteniente de la de infantería fija de Almería D. Pedro Morera, у el soldado de la misma Miguel Salinas A poco tiempo de haber fondeado en Torrecarbonera se hicieron a la vela para reconocer dos buques que divisaron, de los cuales uno, perseguido de cerca y haciendo fuego de fusil, encalló en la arena y fue abandonado por la tripulación. Se apoderó de él el capitan Barriga; lo hizo desencallar, y echarle un remolque para conducirle á Estepona, adonde llegó con todo el cargamento que consistia en 23 serones de tabaco virginia.»

En la sesión del Ayuntamiento de Estepona de fecha 13 de diciembre de 1822 se dio lectura a un oficio del jefe superior político en «relación a una orden de S. M. sobre los incalculables males que trahe el Escandaloso tráfico del contrabando, recomendado a los Gefes politicos y demas autoridades que las ordenes vigentes sobre este particular se lleven a devido efecto  y previniendo dicho Sr. Gefe Superior Político la mas exacta observancia baxo la responsabilidad de este Cuerpo, y se acordo se lleven aquellas a debido efecto segun esta mandado.»

En la web "Estepona en su Historia", de D. Francisco Javier Albertos Carrasco, en el enlace "Escritos sobre Estepona", encontramos textos de diversos autores en los que aparece el problema del contrabando en la localidad. Uno de ellos es:

Quince años de un proscrito (trad.F.J.Albertos)
General Guillaume de Vaudouncourt
1835
"Nuestra tercera escala fue en Estepona, al pie de las montañas de Ronda, cita ordinaria de los contrabandistas y de los bandidos de Andalucía, y no lejos del célebre campo de Batalla de Munda, donde la fortuna pensó en ser infiel a César. Contábamos con pasar la noche allí y mi mujer a quien el mar hacía sufrir cruelmente, tenía una necesidad urgente de ello ; pero apenas habíamos tomado un ligero reposo, cuando el patrón vino a advertirme que se formaba un complot para asesinarnos y robarnos. Aún había tiempo para alcanzar nuestra barca, pero si tardábamos un poco, podía formarse una tropa que nos lo impediría. No perdimos el tiempo en llegar a la ribera, y levamos el ancla del lugar. Pronto vimos acudir un número bastante grande de habitantes sobre la orilla, pero estábamos fuera del alcance de sus armas."
 

En El Eco del Comercio de 2/6/1835, sección "Noticias de las Provincias" se publica el siguiente análisis sobre Málaga: «Hay conocida minoracion en los valores de puertas y en todos los ingresos de real hacienda, y la causa que motiva tan sensible baja es la que conviene averiguar. Empleados con buenas dotaciones, cubierto el radio con el número suficiente, podria haber las variaciones accidentales en la importacion, pero no una continuada disminucion de ingresos. Lo mismo sucede en la renta del tabaco, sin que pueda alegarse que los consumidores han renunciado su uso. Con un resguardo respetable, con guarda-costas bien tripulados, apenas se hace una aprensión, y los clamores de perpretarse desembarcos son demasiado públicos. Este grave mal, que socaba las rentas del erario, desmoraliza las costumbres y desnivela al comercio de buena fé, que es la ruina de la sociedad, el plantel de los vicios, la bandera de la anarquía, y exije toda la atencion y el celo mas consumado de los encargados de precaverlo. Ningun disimulo ni tolerancia puede dejar de ser criminal, á la par que dañoso. Los justicias de los pueblos, los agentes de policia, deben conocer los individuos de su domicilio que se ocupan en este ilegal comercio; no pueden ignorar sus reuniones para hacerlo á fuerza armada, ni siempre pueden estar en esta salvaguardia. Los empleados deben responder severamente de las defraudaciones, pues no puede dudarse que en los grandes negocios nadie aventura cuantiosos intereses sin cierta seguridad. No es posible la represion del contrabando en el todo en costas abiertas y prolongadas; pero no es menos cierto que en grande, cuando hay celosos funcionarios, lo vemos evitado. Uno de los puntos mas señalados en estas clandestinas negociaciones lo ha sido siempre Estepona, por la inmediación á la plaza de Jibraltar, y facilidad de eludir el celo de los cruceros con buques sobresalientes que se emplean en aquel jiro; y Estepona presenta el convencimiento de lo que influye la vijilancia de un jefe honrado, como lo es el comandante Palarea. Si todos los subalternos siguiesen su ejemplo y cumpliesen las órdenes del primer celoso comandante, la nacion prosperaria con el aumento de valores, los habitantes serian laboriosos, empleándose en las muchas ocupaciones que les ofrece este suelo privilegiado, y se evitarian las fatales consecuencias de la vida errante y criminal de todo contrabandista».

La provincia de Málaga contaba con cuatro puertos de mar habilitados para la importación y exportación de artículos nacionales, coloniales y extranjeros para el comercio de cabotaje: Vélez Málaga («para la exportación por la Torre del mar, y para cabotage»), Marbella y Estepona (para cabotaje) y Málaga (para importación y exportación de América y del extranjero y para cabotaje), como se puede comprobar en el diario El Corresponsal de 6/6/1839, donde aparece la relación de todos los de España.

Desde comienzos del XIX, los incidentes relacionados con el contrabando eran cada vez más frecuentes en Estepona. Entre las actas capitulares de 1815 encontramos este interesante documento:

Fuente: AHME

Y, por lo que se deduce de dichas actas capitulares, el Ayuntamiento se veía a veces obligado a informar sobre individuos que se lucraban de dicho fraude y a tomar medidas para luchar contra ese tráfico ilegal; en algunas ocasiones, no se enteraba de nada y en otras se le acusa de connivencia. 

Así, en el acta capitular de 1 de octubre de 1815, se recoge que se dio cuenta al Ayuntamiento de un oficio del Sr. Intendente de la Provincia de Málaga, dirigido a esta Corporación, relativo a la condescendencia que se había notado en muchos pueblos con los defraudadores de tabaco, indicando que debían perseguirse como correspondía, y además, llamaba la atención sobre las excepciones que correspondían a los estanqueros: «alojamiento, bagajes y otras cargas concejiles». El Ayuntamiento respondió que continuaría persiguiendo a los defraudadores y que, al estanquero, «jamás se le ha incomodado con carga alguna consejil». 

Igualmente, en el acta capitular de 16 de septiembre de 1833 consta que un cargo provincial de Hacienda pide a la Corporación que «redoble su celo para él esterminio del fraude en toda la parte factible y lograr él aumento de las Rentas Reales, y enterados dichos Señores acuerdan se conteste qué él Ayuntamiento en cumplimiento de sus deberes bela intensamente sobre él esterminio dél criminal trafico dél contrabando, pero que no reprimiendolo enteramente la numerosa Compañía de Caravineros destinada á este punto, mál podrá berificarlo el Ayuntamiento que carece de la fuerza fisica disponible que aquella tiene, y que siempre facilita á los Gefes encargados en la persecucion todos los conociminentos y auxilios necesarios á tán interesante objeto.»

En ese mismo acta se recoge el acuerdo de cercar el pueblo propuesto por la Junta Local de Sanidad para luchar contra el cólera. Se dejaban tres entradas al pueblo: La Cala, Monterroso y Montecillo. Sin embargo, se sabe por el acta de 6 de diciembre que esa medida no le agradó a los contrabandistas puesto que derribaron la cerca en varias zonas. El gobierno local aprobó recomponerlas y publicar un bando para que todos los vecinos del pueblo entregasen las armas en las Casas Capitulares. Ya se estaban confiscando fusiles y escopetas como medida preventiva a posibles conflictos tras la muerte del rey Fernando VII, por lo que no era a causa del contrabando. Pero se aprovechaba para "matar dos pájaros de un tiro".

Y en la sesión del Cabildo de 25 de septiembre de ese año se trata la solicitud del Comandante General de Ronda de que se le informe sobre los seguros que pagan en Estepona e inmediaciones los contrabandistas así como sobre la conducta tanto del Jefe como la de los demás individuos que hubiesen podido tener parte en esa tolerancia. La Corporación no consigue dar una respuesta unánime a la pregunta y acuerda que cada cual exponga lo que considere oportuno:

«El Sr. Regidor Segundo Don Antonio Garcia manifiesta que el principál sugeto que se conoce en esta Villa habér protegido los contrabandos y cobrado los seguros por la proteccion que les dispensaba, és segun se sabe de publico en el vecindario el Comandante de los Voluntarios Realistas Don José Fernández de Casas, contribuyendo á ello su hermano Don Antonio Fernandez de Casas con la partida que como Sargento que fue de Realistas tubo á su cargo destinada á la persecucion, por cuyo motibo tál véz seria su separacion de dicho Empleo: Que el Subteniente de Veteranos de esta Villa Don Francisco Atienza y el Cabo de Rentas Don Alonso Galán han sido tambien según se dice de publico aseguradores y protectores de Contrabandos. 

En este acto manifestó el infrascripto Secretario se le permitiese salir del Ayuntamiento interin se trataba el particular pendiente respecto á que las relaciones de parentesco y amistad que le une á las personas de quienes se empieza á informar le parecian un obstaculo para autorizar debida y legalmente este acta: á lo que nó se accedió por esta Corporacion ordenando continuase presenciando este acto hasta su conclusion.

El 1º Regidor tercero Don Benito Vazquez espuso: Que aunque está cierto e que en esta Villa se hán cobrado seguros de los Contrabandos ignora las personas que lo hayan verificado.

El 1º Regidor cuarto Don José Díaz Dijo: Es publico y notorio en este vecindario que los seguros que pagaban los contrabandistas en esta Villa eran cobrados por el Comandante de Voluntarios Realistas Don José Fernandez de Casas, su hermano Don Antonio y los individuos de la Partida que este ultimo mandaba.

El Cavallero Sindico Procurador Generál Don José Maria Escobár manifestó: Que no le consta nada sobre seguros ni aseguradores de Contrabandos en terminos de podér fija su opinion con la esactitud y veracidad que requiere este informe que se solicita.

El Cavallero Sindico personero Don Diego Moreno espresó: Que há oido decir á varias personas que el Comandante de Voluntarios Realistas de esta Villa Don José Fernandez de Casas tomaba cuatro duros por cada carga de fraude que se hechaba y que tambien traia cargas suyas propias; y del mismo modo tiene entendido que su hermano Don Antonio Fernandez de Casas era complice en dichos seguros.

El Cavallero Diputado del Común Don Francisco Aparicio Dijo: que há oido decir varias veces que se han hechado Contrabandos pagados sus seguros pero nó quienes los cobrava.

El Sr. Presidente Don Nicolás Estarico espuso: Que la persona tachada principalmente en esta Villa de proteger contrabandos y cobrar sus seguros, según las noticias que há adquirido lo és el Comandante de Voluntarios Realistas de ella Don José Fernandez de Casas. (...)»

Concretamente, en la sesión del 9 de junio de 1835, se da cuenta al Consistorio de un oficio del Comandante de Carabineros del distrito, dirigido al Corregidor,  en el que solicita que el Ayuntamiento le indique los individuos de quienes se sospecha que se dediquen al contrabando, con el fin de reprimir el fraude, y la respuesta municipal es que no pueden asegurar que haya persona en la población que se ejercite en tan criminal tráfico y que no conocen ni saben los sujetos sospechosos de quienes se pueda hablar por no haberse oído en muchos años que haya desembarcos por este surgidero. 

En el pleno de 18 de septiembre de 1835, el gobernador civil comunica al Ayuntamiento que tienen que retirar la brigada de carabineros que guarda la costa de Estepona para impedir el contrabando, por lo que era indispensable que ese servicio  lo asumiese la Milicia Nacional y que los torreros extremasen su vigilancia.

Como dato curioso, en la sesión plenaria de 28 de diciembre de 1835, se trata un oficio del Juez de Primera Instancia en el que manifestaba que se hallaba preso en la cárcel del pueblo Juan Guerrero Valentín, por varios "excesos de espionaje de contrabando" y, sobre vagancia, necesitaba que la Corporación le informara de su conducta. La respuesta fue que la «la opinión pública califica a este individuo de una conducta denigrativa, y que la tienda de barbero que tiene abierta, y a la que muí pocas veces asiste, es un pretesto y parapeto para que no se le considere por vago, y cubrir su modo de vivir, y el Sr. Presidente espuso tenia noticias estrajudiciales de una estafa que habia hecho a Geronimo Fernandez [...]»

Y en esa misma sesión se trata un oficio del Comandante General de Ronda en el que solicita que se le informe si hay en el término municipal ladrones o malhechores o si se encuentran o se notan en el pueblo  «hombres de mala vida y costumbres, y especialmente los que se dedican al fraudulento trafico del contravando, y otros que se conozcan sospechosos por su conducta contra el legitimo derecho que tiene al honor N. A. Reyna Dª Isabel 2ª u otros defectos, que los juzguen a la opinión publica indignos [...]. La respuesta municipal es que «en este Pueblo y termino no se conoce persona alguna de semejante vida, a escepcion de un tal Diego Blanco, que de titulo de demente, anda haciendo raterias por las huertas y casas [...]».

El Comandante General de Ronda volvió a pedir información al respecto a finales de 1838. Pidió al Ayuntamiento «una relacion nominal delos sugetos que viven del ilisito trafico del contrabando espresando todos los individuos que tienen caballos aunque esten tenidos como harrieros». La respuesta del Cabildo, recogida en la sesión del 3 de enero de 1839, fue que: «no pudiendo fijar una opinion segura y positiba en el delicado y trascendental asunto a que se contrahe para caracterizar a ningun vecino de esta Villa en el caso de vivir de aquel trafico, pues presunciones tan vagas como confusas pudieran infundir sospechas contra algunos, congeturas tan sugetas a herrores, no dejan lugar a que la veracidad que debe normar los informes de este cuerpo, pueda designar ni un solo sugeto bajo el nombre que sele ordena por todo lo cual Acuerdan que asi se manifieste a le espresado Sr. Comandante General remitiendole certificado de este particular llenando al mismo tiempo la relacion nominal de las personas que tienen caballos segun el modelo que incluye en su citada circular»

El 16 de enero de 1841, se lee en el Pleno Municipal un oficio del Intendente de Rentas pidiendo información sobre un considerable alijo perpetrado en las últimas noches del mes de diciembre anterior, autores y cómplices y las disposiciones que tomaron los jefes y oficiales que se hallaban en el lugar. El Consistorio manifiesta que ignora absolutamente lo que había ocurrido y no ha podido averiguar nada al respecto.

El nueve de febrero, se dio cuenta al Cabildo de un oficio, de fecha 8 del corriente, del Capitán de Carabineros de la provincia en la que pide información sobre los autores, cómplices y auxiliares del alijo de fraude que se perpetró en la localidad o sus inmediaciones la noche del 18 de enero. El Consistorio responde que ignora los hechos, pues está ocupada incesantemente en la recaudación de contribuciones, así como desconoce quienes son los autores, cómplices y auxiliares del mismo.

Sin embargo, en el periódico El Correo Nacional de 2 de febrero de 1841 se publicó la siguiente noticia:


El 12 de febrero de 1841 se trata en el Cabildo la publicación de dicha noticia: «Habiendo visto con indesible sorpresa este Ayuntamiento Constitucional un Articulo inserto en el periodico titulado el Correo Nacional que se publica en Madrid su fecha 1º del que rige con numº 1405 en que se haja y calumnia atrozmente su buena reputación y acreditado civismo por suponerle su consentimiento al Alijo de Generos de Algodon que dise haberse realizado en las Playas de esta Villa percibiendo por ello cierta cantidad para la Composición del Reloj de estas Casas Capitulares; no pudiendo condenar al olvido, como merece, semejante impostura que propende en su fondo á desacreditar la esclarecida opinión é integridad de los patriotas que hay al frente de las Poblaciones; y que representan justamente la opinión publica como berdaderos y libres organos de ella acuerda: dar solemne mentis á la autor ó autores de tan miserable calumnia propia solamente de alguien que no hierve en sus venas sangre liberal y que abriga en su pecho por consiguiente un odio implacable (como descontento sin duda) contra la benefica forma de Gobierno(2) que felizmente nos rige; puesto que nosolo este Ayuntamiento jamas ha tenido reloj en sus Salas Capitulares, ni pretendida tenerlo y macsime por medios tan bajos é inicuos como los que se suponen, sino que ocupado con constancia en el cumplimiento de los sagrados deberes de sus Cargos municipales; aun ignora absolutamente la perpetracion del alijo de que se hace referencía; por lo tanto desafía al autor del indicado Articulo por medio del presente a fin de que saliendo á palestra pueda justificar su impostura; á de que en caso contrario, como sucederá por la falsedad de su acerto recaiga sobre él el condigno castigo que las Leyes tienen reservado para los mismos: en el supuesto que no se denuncia desde ahora dicho articulo por no dar la cara quien sea su autor, y que para la publicidad que desea dar este Ayuntamiento asin hecho que lastima de un modo horroroso su decoro y recto proseder, se dirija a dicho editor esta justa y veridica manifestacion, con el obgeto de que se sirva á la posible brevedad dar cabida á la misma en su apreciable periodico, (...) á su honor nunca mancillado». El sindico 1º manifestó que no emitía su voto en este asunto.

Los alijos, ese año, están al orden del día, como se comprueba en la siguiente noticia. 

El Correo Nacional de 10 de abril de 1841
Y las dudas sobre las actuaciones del Ayuntamiento llegan a las autoridades provinciales como se comprueba en el acta capitular de 21 de junio de 1941:
«Este Ayuntamiento se ha enterado con detencion del contenido de un oficio del Sr. Intendente de Rentas de esta Provincia fecha 15 del actual por el cual despues de manifestarle la apatia que observa en la prevención del contrabando le conmina con la adopcion delas medidas prescriptas por instrucciones para hacerle conocer lo indispensable que es que contribuya á su extinción y exterminio tanto en esta Villa como en el termino de su jurisdicción; encargandole por ultimo que cooperando eficazmente con los empleados dela Hacienda y Carabineros pueda impedir toda introduccion que se intenta de fraude de la que ecsigirá S. Señoría la mas estrecha responsabilidad por la menor falta de cumplimiento en sus deberes: en su consecuencia acuerda esta Corporacion se manífeste a S. Señoría que ocupada constantemente en la Cobranza de las Crecidas Contribuciones de este Pueblo y demas funciones gravosas de su instituto, en terminos que no descansa ningun solo isntante por dichas causas considera un Cargo odioso terrible é insoportable el nuevo que se le comete por su Señoría para la persecución del fraude, que lejos de proteger detesta, puesto que no solo no se haya con fuerzas suficientes para soportar tanto trabajo sino que no teniendo tropa á su devocion dificil sera impedirlo pero que sin embargo prestará como lo ha hecho ya su auxilio y cooperación á los Gefes de Hacienda y carabineros con dicho obgeto, aunque la responsabilidad que se le ecsige no es confome segun considera, ní a su (...), ni á la critica posicion en que se coloca. Por todas estas razones desaria esta Corporacion que su Señoría se sirviese relevarlo de semejante Cargo, propio mas bien de los Empleados de Hacienda por el Gobierno para dedicarse esclusivamente al exacto desempeño de sus funciones harto complicadas por desgracia en el dia; y que con este fin se forme el oportuno oficio y se dirija a dicho Sr. Intendente».


Incidente con Juan Prim
Uno de los conflictos más llamativos y mediáticos ocurridos en el siglo XIX, en Estepona, tuvo como protagonista principal al que luego sería general Prim, presidente del Consejo de Ministros. 

Fernando Soldevilla, en su libro "Los hombres de  la libertad. Semblanzas Históricas Contemporáneas", Madrid 1927, recoge que Juan Prim y Prats «nació en Reus el 6 de diciembre de 1814, y no estaba, al parecer, destinado a la carrera de las armas, puesto que su padre, D. Pablo Prim, a la sazón notario de dicha población, le dedicaba más al arte, haciéndole aprender música con el maestro Biosca. 

El cambio de situación de D. Pablo, que de notario pasó a ser capitán del ejército en 1808, influyó en el porvenir del joven (...) [se refiere a su hijo Juan Prim], que ingresa en la compañia de Tiradores de Isabel II en 1833. (...) Dedicado, pues, a la carrera militar, la sigue con tanto ardor y tanto entusiasmo, que desde agosto de 1834, en que hace sus primeras armas contra una partida carlista, hasta el año 1841, en que, después de terminada la guerra civil con el grado de coronel, fue nombrado subinspector de Carabineros, es decir, en poco más de seis años, asistió a treinta y cinco acciones, siendo herido ocho veces, ganando todos sus ascensos y numerosas condecoraciones en el campo de batalla, con tal valor y tal arrojo, que hacen decir a cuantos le conocen que "Prim no se contentaba con arrostrar el peligro, sino que afanosamente lo buscaba"». 

Es precisamente en 1841, el 21 de noviembre, cuando se produce el incidente en el que se ve envuelto Prim en Estepona. En su página web "Estepona en su Historia", D. Francisco Javier Albertos recoge que D. Juan Prim y Prats (Reus, 1814 - Madrid, 1870), en el año 1841, «siendo coronel del ejército fue nombrado Subinspector de Carabineros de Andalucía para tratar de atajar el escandaloso contrabando que se hacía a gran escala y en un amplio radio de acción, desde Gibraltar. Autores indican que esto fue una tapadera, que la verdadera misión era vigilar al general Narváez que se encontraba exiliado en el Peñón.

Se conocen cartas expedidas por Prim, en Estepona, fechadas en octubre /  noviembre.

Fue objeto de una sublevación del pueblo, cuando quiso realizar registros en unas casas sospechosas de almacenar objetos de contrabando. Según dice el mismo Prim, no fue auxiliado por el alcalde primero, Agustín Lozano, ni por el segundo, Juan Chacón, ni por la Milicia Nacional de la población. En las actas capitulares de Estepona de 1841, no aparece reflejada ninguna cita sobre este asunto.»

Juan Prim. Foto extraída del libro de D. Manuel Soldevilla antes referido

En la misma página web del Sr. Albertos aparece:

De la Influencia del Sistema Prohivitivo en la Agricultura, Industria, Comercio y Rentas Públicas
Manuel de Marliani
Madrid, 1842

«El Inspector de carabineros D. Juan Prim, dió cuenta al Gobierno y a la Direccion en 22 de noviembre de 1841 de que habiendo intentado hacer un reconocimiento en el pueblo de Estepona, provincia de Málaga, donde por confidencia sabia ecsistir porcion considerable de jéneros de contrabando, entró con alguna fuerza del ejército y carabineros: mandó cercar las casas sospechosas, y avisó al Alcalde 2º constitucional para que le acompañase a verificar el rejistro. A poco rato se presentó dicho Alcalde, el cual a instancia del Inspector se dirijió a disolver varios grupos de paisanos que se habian reunido y se presentaban hostiles a dicha fuerza. Transcurrido otro corto rato, se presentó el Alcalde 1º a tiempo que se oian algunos disparos dentro de la poblacion, y dijo que el pueblo se encontraba en completa alarma: que desde luego dejaba su autoridad en aquel momento y que no respondia de las consecuencias que pudiera haber si la fuerza de carabineros permanecia mas tiempo en el pueblo.
Cuando esto pasaba, ya se habian posesionado de una eminencia ventajosamente situada, como 200 hombres armados y dispuestos a batirse; llegando en ese mismo momento un carabinero a quien habian herido el caballo de un trabucazo en medio de la calle. Vista esta situacion por el Inspector, dispuso retirar la fuerza, como asi lo hizo en efecto, despues que vió que ni los Alcaldes, ni los nacionales respondieron al ausilio que les pidió en nombre de la Ley, del Rejente y de la Nacion».

[Este mismo artículo fue publicado en francés, en La Revue Indépendante , París, 1844. Y en inglés, en The Eclectic Magazine of Foreign Literature, Science, and Art . New York and Philadelphia , 1845.]

Y también en la página web del Sr. Albertos encontramos: 

Observaciones a la Comisión de presupuestos del Congreso, 07.12.1869
Pablo Moreira y Benito de Isla
El Correo Militar, Madrid, 1870

«¿Qué tiene de particular, continúa, que a un Subteniente o Teniente de Carabineros que va con 15 ó 20 hombres le suceda cualquier cosa, si a mí [Juan Prim] me sucedió siendo un delegado particular del Gobierno, un Jefe del Ejército y un representante de la nación? Pues sí, señores, a mí se me sublevó también un pueblo, y me hizo armas luego que se supo que iba a reconocer las casas de cuatro contrabandistas que estaban llenas de géneros, y este insigne pueblo fue Estepona. Estepona, que lo tengo grabado en mi corazón, y que con dificultad se me borrará. Estepona volvió las armas contra mí para defender intereses tan malamente adquiridos, cuando no supo volverlas contra la facción de Gómez en defensa de la libertad.»

En la prensa se recogen noticias varias sobre el asunto:


Diario El Constitucional. 12/12/1841

La  Posdata 10/2/1842
 
Algunos incidentes recogidos en la prensa española y otros textos.

En el libro "Efemérides de Málaga y su provincia" por los Sres. Díaz de Escovar y Díaz Serrano (http://bibliotecavirtual.malaga.es/es/catalogo_imagenes/grupo.cmd?path=1101933#search=%22Estepona%22), encontramos  varias entradas sobre Estepona, muchas de ellas sucesos acaecidos en la localidad. Uno de ellos es el ajusticiamiento de Juan Mensurado Toledo, alias "Colorado", de 26 años, natural de Estepona, casado con Andrea Ordoñez y sentenciado por Consejo de Guerra. Fue compañero de los criminales "Barbarán" y "El Chato", cortando a éste la cabeza, que llevó a Ronda. Por ese hecho fue indultado, pero en febrero de 1853, al verificarse un contrabando mató a un carabinero de caballería e hirió a otro. En Algeciras se le seguían otras causas de pena capital. Fue puesto en capilla el 28 de octubre de 1853 y fusilado en Martiricos al día siguiente. Recoge textualmente la efemérides: «Conservó su serenidad hasta el último momento, pero se arrepintió y cumplió sus deberes de cristiano. Al ir al patíbulo pidió a la escolta que apretase el paso». 
Este hecho también lo recoge "El Viejo Pérez" en su interesante artículo "Datos históricos para una crónica negra en los partidos judiciales de Estepona y Marbella”.

Diario El Español 1 agosto 1845
Las aprehensiones e incidentes relacionados con el contrabando son muy frecuentes en Estepona, como podemos observar consultando las hemerotecas. Los alijos solían ser de tabaco, ropa y armas y, en ocasiones, los contrabandistas secuestraban a vecinos para pedir rescate por ellos. Las siguientes noticias dan fe de ello.
 
El Español, 17 enero 1846

El Español, 8 febrero 1846

El Español, 30 de mayo de 1846

 
La Correspondencia de España, 9 de octubre de 1867
 


En el periódico La Antorcha de 28 de junio de 1888 encontramos este incidente en el que se ve envuelto un buen número de ciudadanos con carabineros  de Estepona:




El asesinato del capitán de carabineros D. Daniel Sotomayor y Villafuerte

Otro incidente que da lugar a muchas noticias en prensa, intervenciones en las Cortes y adopción de ciertas medidas en la zona  fue el asesinato del capitán de carabineros D. Daniel Sotomayor Villafuerte, el 24 de septiembre de 1889.
D. Daniel Sotomayor, nacido el 10 de abril de 1850, pasó en 1884 del Arma de Infantería al Cuerpo de Carabineros, siendo ya capitán.

Noticia recogida en el diario El Día el 24/9/1889
La República 25/9/1889
Sobre el asesinato del capitán Sotomayor hay noticias diversas que demuestran el desconocimiento de quiénes fueron los culpables:
El Día. 26/9/1889

La República. 1/10/1889

En el periódico La Monarquía, de 4 de octubre de 1889 se habla de detenciones de los responsables del asesinato. Sin embargo, no está claro si eran los culpables.



En el diario El Correo Militar se afirma que dicho capitán fue muerto por contrabandistas:
En el periódico El Liberal de 3/10 de 1889 encontramos la siguiente noticia:


Y en Crónica Meridional de 4 de octubre de 1889 se recoge:

 
El Liberal. 5/10/1889


Las investigaciones se ampliaron a los pueblos de la Serranía:
La Correspondencia de España. 6/10/1889

El Liberal 8/10/1889

Hay también noticias sobre ayudas a la familia del capitán:
La Monarquía. 3/10/1889

Este hecho tuvo sus consecuencias organizativas, como recoge El Correo Militar en su edición del 16 de diciembre de 1889:

 


Repercusiones de los actos de contrabando

Los incidentes con el contrabando se mantienen y algunos llegan a tratarse en el Senado, como podemos comprobar en la siguiente noticia aparecida el 14 de abril de 1890 en El Día:


Los cambios organizativos realizados en el Cuerpo de Carabineros, se reflejan en este artículo recogido en El Correo Militar de 20 de noviembre de 1890:

Se mantiene el contrabando.

Los rifirrajes continuaron, como se puede comprobar en la siguiente noticia publicada en el diario La Monarquía el 29 de mayo de 1890:

 
 
En el contrabando también participan barcos de Estepona:
El Siglo Futuro 22 agosto 1892

 
La Época 22 de mayo 1895

 
Los enfrentamientos, con heridos, eran frecuentes:



 
El diario El Correo Militar se distingue por su defensa de los Carabineros:

7 de octubre de 1892

 
 
Ese mismo diario solicita medidas drásticas en su edición del 20 de octubre de 1894:



Como cabe esperar cuando existen conflictos, también se producen protestas por alguna actuación de abuso de autoridad de los carabineros con los civiles, como podemos comprobar en El Imparcial, en 1894:


Y, además de tabaco y productos de consumo, en más de una ocasión se hizo aprehensión de armas, como se puede comprobar en esta noticia de La Época de 9 de noviembre de 1900:


Como han podido comprobar, en el comercio ilícito con Gibraltar, son múltiples los incidentes en los que se ven envueltos vecinos de la localidad. Estepona y toda la comarca estuvieron plagadas de contrabandistas durante los siglos XVIII y XIX.  
Además de los problemas de orden público, una de las consecuencias del dominio británico sobre “El Peñón” fue la destrucción de la industria y la economía productiva de la zona, lo cual hemos venido arrastrando y sufriendo hasta la actualidad.





NOTAS:

(1) Cuenta Andrés Sarria Muñoz, en su artículo “Los inicios del contrabando en el Campo de Gibraltar”, publicado en EuropaSur, que la Compañía de Escopeteros de Getares se creó en enero de 1705. El ayuntamiento de Tarifa, para evitar los asaltos de las tropas austracistas de Gibraltar para cortar madera y robar provisiones, organizó una fuerza de 40 hombres de sus milicias ciudadanas que se encargaría de la vigilancia del Estrecho entre Getares y Tarifa y trataría de impedir los asaltos de piratas y corsarios berberiscos alentados por los ingleses y combatir el incipiente contrabando. La compañía aumentó su dotación en 1717 a los 80 efectivos ampliando su zona de actuación hasta Estepona y acabó integrándose en el Ejército.

(2) En septiembre de 1840 se produjo la "revolución" que puso fin a la regencia de María Cristina de Borbón, madre de la futura reina Isabel II, que contaba con nueve años de edad. El general Espartero asumió el poder hasta que, en 1843, un movimiento cívico-militar, encabezado por el Partido Moderado y parte del Partido Progresista y en el que estaban integrados los generales Narváez, Serrano y O'Donnell, lo depuso.




Fuentes y Recursos:

Albertos Carrasco, F. Javier. Web "Estepona en su Historia": http://www.esteponaensuhistoria.com/

Albertos Carrasco, F. Javier. "El general Prim, 1814-1870":

http://www.esteponaensuhistoria.com/menu_textos.htm

Albertos Carrasco, F. Javier: "Proud to be English. Proud to be British". Biblioteca Municipal de Estepona.

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2 comentarios:

  1. Nací en 1939,recuerdo que los taxis eran de gasogeno tenían detras como una chimenea y se trasladaban de Estepona a la línea línea con personas que venían con tabaco café chocolate y comestibles, había 2 controles de la guardia civil uno en San Roque y otro en sabinilla y estaba la aduana en la línea de la concepción a la salida de Gibraltar, creo que el contrabando de las drogas empezó a principio de los 60

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    1. Yo, en mi infancia, recuerdo que en Estepona había bastantes personas, especialmente mujeres, que iban a Gibraltar para "trapichear" con productos básicos de consumo. Se ganaban la vida pasando un poco de tabaco, alguna botella de whisky, café, chocolate, leche condensada, margarina ("mantequilla de la Pavita"), queso de bola, etc. Era un "contrabando cuasi legal", aunque más de una vez la Guardia Civil les requisaba el bulto que portaban.
      Cuando cerraron la verja (1969-1982), algunas de ellas se dedicaron a hacer lo mismo yendo a Ceuta. Uno de los productos estrella que suministraban eran los paraguas y mucha gente les encargaban relojes, transistores, etc.
      Los productos eran más baratos y algunos eran difíciles de encontrar en la España de la posguerra.
      Mi tía Antonia, una hermana de mi abuela, se dedicaba a estas labores...

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