La fiebre amarilla, también llamada vómito negro, es una enfermedad vírica transmitida por mosquitos que, hasta el siglo XIX, produjo epidemias de una gran mortalidad.
En julio de 1800 es probable que llegara a Cádiz a bordo de barcos procedentes de África o del Caribe, propagándose a gran velocidad por la zona portuaria, la ciudad y los pueblos de la comarca. Prácticamente, el 85% de los habitantes de la capital se contagió y, de éstos, falleció el 12,5 %, siendo mayor el número de hombres que el de mujeres.
También Sevilla sufrió la enfermedad con una incidencia similar.
De Estepona sabemos, por el acta capitular de 5 de octubre de 1800 en el punto del orden del día en el que se trata el apremio por impago del canon correspondiente a un préstamo recibido por la Corona, algunas de las medidas preventivas que se tomaron para que no se propagase la epidemia de fiebre amarilla existente en Cádiz: