19 febrero 2022

La herencia de “Las Tejerinas” (Primera parte)

D. Vidal Tejerina y familia    

    La ciudad de Estepona disfruta de un magnífico edificio, La Casa de las Tejerinas, situado en pleno centro histórico, en la Plaza de las Flores, dedicado en la actualidad a Oficina de Información Turística y Sala de Exposiciones. 

"Casa de Las Tejerinas". 2022
    

    La web https://turismo.estepona.es/ describe la Casa de Las Tejerinas de la siguiente forma: «Situada en la Plaza de las Flores, es un edificio de planta rectangular del S.XVII. Sus elementos más destacados son el patio central, rodeado de columnas, la portada, compuesta por un gran vano resaltado por molduras sobre el que se dispone un balcón, y la torre mirador con arcadas en el piso superior. El edificio fue propiedad de las hermanas Carmen y Francisca Tejerina. Ésta última lo dona al Hospital de la Caridad, teniendo uso asistencial hasta que el Ayuntamiento se hace cargo de él. Actualmente, tiene uso de carácter cultural».

    Carmen y Paca Tejerina Martín, "las Tejerinas", fallecieron solteras y sin descendencia, antes de la Guerra Civil, y designaron como heredero de la mayor parte de su patrimonio al "Hospital de la Caridad de la villa de Estepona" con el fin de que con el producto de sus rentas se atendiese a su sostenimiento, prohibiendo en absoluto que por ninguna causa pretexto ni motivo se vendieran en modo alguno sus bienes.

    En este artículo vamos a conocer algunos detalles y aspectos de la familia Tejerina-Martín, en la que destaca el padre, D. Vidal Tejerina, que gozó de gran prestigio como oficial de la Guardia Civil. En otro posterior trataremos la herencia de Dª Francisca de Paula Tejerina Martín.

    La crónica, en lo que se refiere al militar, tiene su morbo porque aparecen múltiples sucesos: detenciones, muertes, salvamentos, presunta corrupción, etc. Hay que recordar que a D. Vidal le tocó vivir una época convulsa con bandidos y bandoleros por toda la comarca. 

    Sobre la vida de las hijas no tenemos apenas datos ni documentación salvo la que nos ha llegado por transmisión oral y, curiosamente, por D. Gonzalo Torrente Ballester en unos relatos de su paso por Estepona recogidos en sus libros "Cuadernos de La Romana", y "Nuevos Cuadernos de La Romana",

    Sobre el cabeza de familia, D. Vidal Tejerina, no hemos podido conocer a ciencia cierta cuál era su segundo apellido.  En algunos documentos oficiales del Ejército y la Guardia Civil aparece Pesci, en unos del Registro Civil Pezi, y en otros Pesti. En la lápida de su tumba está esculpido Pessi y en escritura testamentaria Pelli. Por la variedad de formas escritas y atendiendo a la sonoridad, bien podría ser Pezzi, pero no puedo garantizarlo.

    Nacido en Cádiz en marzo de 1813 -en unos documentos oficiales aparece el día 14 y en otros el 24-, era hijo de Vidal Tejerina, labrador de origen leonés, y Sebastiana, natural de Cádiz.

    Ingresó como voluntario en el Colegio de Jóvenes de la Brigada Real de Artillería a los 13 años, pues su familia era de recia raigambre militar, y a los 14 partió hacia la Habana a bordo del navío de Su Majestad Soberano, donde permaneció hasta licenciarse al cabo de seis años. Al año siguiente reingresó en el ejército, llegando a ser oficial.

    El 13 de mayo de 1844 se crea la Guardia Civil, un nuevo organismo dependiente del Ministerio de la Guerra en lo concerniente a su organización, personal, disciplina, material y percibo de haberes, y del Ministerio de Gobernación en lo relativo a su servicio peculiar y su movimiento, con un objetivo: proteger eficazmente las personas y las propiedades. Inicialmente se compondrá de 14 jefes, 232 oficiales y 5769 guardias repartidos en 14 Tercios, término recuperado como señal de prestigio en referencia a los existentes en los tiempos de los Austria.

    En el verano de 1844 se inició el reclutamiento de los primeros aspirantes, muy superiores en número a las plazas ofertadas, en lo que fue una muy rigurosa selección que se complementaría con una instrucción minuciosa y exigente. Tejerina se integra en la Guardia Civil superando el proceso de selección y siendo uno de los oficiales de mayor edad, 31 años, y perdiendo un grado pues en Infantería no existía el cargo de alférez. 

En el Boletín del Ejército de 7 de abril de 1845 aparece el Escalafón General de antigüedad de los jefes y oficiales de Infantería de la Guardia Civil, y en él figura D. Vidal Tejerina con el grado de Teniente y empleo de Subteniente con fecha de antigüedad de 11 de Octubre de 1838;  en el de 29 de septiembre de 1845 aparece con el grado de teniente con fecha de antigüedad de 21 de agosto de 1843 y destino en el Regimiento de «La Albuhera núm. 26»; y en el de 27 de mayo de 1846, teniente del 1º Tercio.

    Como miembro de la Benemérita, gozó de una excelente hoja de servicios y adquirió bastante fama luchando contra el bandolerismo andaluz. Entre otras múltiples actuaciones, algunas de las cuales narraremos, en Ubrique y en Sierra Bermeja capturó a Ramón Rosillo, autor de dos asesinatos y fugado del presidio de Málaga; a Antonio García Rojas, autor de una muerte, y al famoso asesino Francisco Macías, conocido como el Manco, armado de puñal, caballo y retaco.

    En 1845 consta que el subteniente Vidal Tejerina capturó ocho delincuentes en la provincia de Málaga, siendo felicitado por el Duque de Ahumada.

    En 1846, es teniente, y con tres de su mando, capturaron a Juan Parrado Ruiz, autor de nueve muertes. El Ministerio de la Guerra envió al Inspector General del Cuerpo de Guardias Civiles el siguiente oficio: «Excmo Sr.--Enterada la Reina (q. D. g.) de la comunicación de V. E., de 4 del actual, transcribiendo la del Comandante del arma de su cargo en Málaga, del 31 del mes próximo pasado, participando la captura del criminal Juan Parrado Ruiz, vecino de Estepona, efectuada por el Teniente de la propia arma D. Vidal Tejerina, me manda S. M. diga á V. E. haga saber al citado Gefe y demas individuos que contribuyeron á esta captura, que agradece estos servicios. De Real órden lo digo á V. E. para su conocimiento y efectos consiguientes.-- Dios guarde a V. E. muchos años.»

   El 4 de julio de 1849 contrae matrimonio con Francisca de Paula Martín Lara, nacida en Estepona y 17 años más joven que él. En El Militar Español de 8 de abril de 1847 recogen la concesión de permiso a Vidal Tejerina para casarse y en el acta capitular de 7 de enero de 1849 se recoge el preceptivo informe sobre la novia y su familia: «Viose una solicitud que hace á este Cuerpo D. Antonio Martín Godoy Escribano y vecino de esta Villa pidiendo se ínforme por el mismo, acerca de la conducta moral y religiosa y buenas circunstancias de su menor hija Dª Francisca de Paula Martín y Lara; en su vista la Corporación acuerda manifestar que la conducta moral y religiosa de su predicha hija es de todo punto y bajo todos conceptos irreprehensible y ejemplar, debido sin duda á sus buenas inclinaciones como asimismo a su esmerada educación; perteneciendo a una familia honrada y decente por ambas líneas [...]»

    Ella era hija del Secretario del Juzgado de 1ª Instancia de esta Villa, D. Antonio Martín Godoy, cuyos padres se llamaban Antonio, que era labrador, y María Magdalena, ambos de Alfarnate al igual que él. En el acta capitular de 28 de marzo de 1833 consta que D. Antonio Martín Godoy tomó posesión del cargo de «Notario de los Reynos con fija residencia en esta Villa", prestando antes el juramento de costumbre.

    El suegro de Tejerina falleció el 8 de diciembre de 1851, a las tres y media de la tarde, con 52 años de edad, a causa de una caída. Su domicilio era la mencionada casa de la Plaza de la Constitución.

       La madre de Francisca de Paula se llamaba Mª del Carmen Lara de Toro, hija de Juan de Lara, labrador de Marbella, y Petra de Toro, también de Marbella. 

      La  suegra de D. Vidal murió el 18 de octubre de 1858, a la una de la madrugada, víctima de una hidropesía general, cuando contaba 60 años.

    D. Vidal y Dª Francisca de Paula tuvieron dos hijas. Una se llamaba Carmen y la otra igual que su madre. La más pequeña y, a la postre, heredera universal de la familia, Francisca, nació en Estepona el 12 de julio de 1854, siendo ya el padre  comandante graduado de Infantería y segundo capitán de la Guardia Civil.

    De la hoja de servicios del Sr. Tejerina podemos destacar los siguientes hechos que reflejan claramente las actividades que acometió ese Cuerpo de nueva creación que fue la Guardia Civil:

    En El Clamor público de 12 de diciembre de 1849 aparece la noticia:    

    «CAPTURA DE CRIMINALES-- Leemos en "El Avisador Malagueño del 5: El capitan graduado teniente de la Guardia civil don Vidal Tejerina acaba de prestar un servicio interesantísimo en el partido judicial de Estepona capturando á los famosos criminales Manuel Borrego y Alonso Diaz Vazquez, reos de consideracion, entre cuyos crimenes se cuenta el rapto de don Francisco Guerrero, vecino de Pugerra, que verificaron en el año de 1844, desde cuya época se ha gestionado con el mayor celo su captura, habiéndose logrado ahora su prision, gracias á los bien combinados planes de que tenemos hablado, y que se han adoptado con tan buenos resultados, para acabar con los malhechores de esta provincia.

    Tambien ha sido preso por la Guardia civil el reo reclamado Juan Parrado Campos.»

    En la Gaceta de Madrid nº 5622 del 21 de diciembre de 1849 se recoge: «El Inspector general de la Guardia civil da parte á este Ministerio de que el Teniente D. Vidal Tejerina, situado en Estepona, ha capturado en el periodo de cuatro dias ocho criminales, de los que siete han sido entregados al Juez de primera instancia, y el otro, como desertor de marina, á la Autoridad competente». 

    En 1850, en la línea de Ronda capturó a un importante número de criminales famosos distinguiéndose al cabo José Córdoba por esta labor. 

    En El Heraldo de 12/12/1850 se recoge «que el teniente D. Vidal Tejerina, situado en Estepona (Málaga), ha conseguido coger al bandido Juan Portal Navarro».

    En 1851, el Cónsul inglés envió un escrito al Gobernador de la provincia por los auxilios que D. Vidal, con la fuerza de su mando, prestó a los náufragos de aquella nación. 

    El Puesto de Marbella recibe copia de dicha carta:

    «Excmo. Sr.__ Faltaria al deber mas sagrado y grato á la vez para mí, si dejase de informar á V. E. de la noble, fiel y generosa conducta del Capitan graduado de la Guardia Civil, D. Vidal Tejerina, que con motivo del siniestro suceso acaecido cerca de Marbella á la goleta inglesa FORCH, he tenido ocasion de apreciar. De servicio en dicho punto de órden de V. E., para vigilar los efectos salvados del naufragio, y evitar el roce y comunicacion de la tripulacion del precitado buque, bajo observacion cuarentenaria, ha prestado un servicio de suma importancia, pues al celo é inteligencia, al mismo tiempo que humanitarios sentimientos de tan digno Jefe, deben los interesados en el, salvamento la seguridad de sus efectos, y los infelices náufragos las consideraciones y trato fraternal, que sin prescindir de su deber, ha sabido prodigarles. Así, pues, justo es, Excmo. Sr., que al ponerlo en su conocimiento, rindiendo un merecido homenage de admiracion y gratitud á tan distinguido comportamiento, suplico á V. E., tanto en nombre de la tripulación del FORCH, como en el mio propio, se digne ser el órgano de los sentimientos que dejo consignados para que sean de mas grata satisfaccion al interesado.» (1)

    El Gobernador dio las gracias al Capitán Graduado, Teniente D. Vidal Tejerina por tan digno comportamiento.

    Ese mismo año, la prensa se ocupa de «la gavillla del terrible Zamarra, y el intrépido Teniente del 7º tercio, D. Vidal Tejerina, con los Guardias de sus órdenes, consigue esterminarla. (...) todos los individuos que á las órdenes del Capitan D. Vidal Tejerina, contribuyeron á la estincion de la gavilla Zamarra, le suplicaron que la parte que les correspondía de la aprehension de caballos y efectos cogidos á los criminales de dicha gavilla, los distribuyera entre los establecimientos de beneficencia, los padres del difunto Guardia Juan Melendez y la viuda de un regidor de Igualeja, asesinado por aquellos bandidos. Esta conducta mereció la aprobacion del Capitan y la superior satisfaccion del Inspector del Cuerpo, los plácemes de los vecinos honrados de Málaga, y las lágrimas de gratitud de los agraciados». (2)

    Sobre este caso tenemos el siguiente relato:
Extraído del Libro "Los documentos de la época fundacional" de Fernando Rivas

        Y en El Católico de 21 de octubre de 1851 aparece la noticia: «Por conducto fidedigno se nos ha comunicado la importantísima nueva de la muerte del bandido Antonio Mena Gomez, conocido con el nombre del Zipo, cómplice y compañero de crímenes de Zamarrilla. Hé aquí como se verificó: El capitan de la guardia civil de la linea de Estepona don Vidal Tejerina, concluida de hacer una batida que verificó el martes 14, tuvo noticia de que dicho bandido habia vuelto al pais, del que hacia algun tiempo faltaba, y que se ocultaba en el Bancal de la Pasa término de Igualeja. Al punto adoptó las disposiciones oportunas para su captura y en efecto pudo cercar el sitio donde se hallaba el facineroso, quien viéndose perdido se defendió disparando una pistola, y emprendiendo la fuga, llevando en la mano un cuchillo. Entonces los guardias civiles le hicieron fuego, siendo el resultado dejarlo cadáver».

        En el escalafón de la Guardia Civil de 1852 aparece como Vidal Tejerina, con el número 50 en el escalafón, en el 7º Tercio, con la graduación de Capitán efectivo y una antigüedad en su empleo del 19 de mayo de 1846. Condecorado con la Cruz de San Hermenegildo. La provincia de Málaga formaba parte del 7º Tercio.

        En La España  de 13 de agosto de 1852 se recoge: «El día 15, el celoso y activo capitan don Vidal Tejerina, con cuatro guardias del puesto de Estepona, aprehendió en las inmediaciones del puente de Mallorga al negro Andrés Perez Hernandez, que habia asesinado alevosamente á otro de su raza el dia 13 en la capital, y cuyo reo, cuando fué preso, se dirigia á refugiarse en Gibraltar. Por el cabo primero Pedro Espinosa y tres guardias del citado puesto, en union del señor juez de primera instancia y alcalde de dicha villa, fueron capturados en la madrugada del 19 otros tres criminales, autores de otro asesinato que el dia anterior se cometio en aquel término; resultando ser los mismos malhechores que en junio último cautivaron al propietario de la hacienda titulada Alhendin, exijiéndole una crecida suma por su rescate».

        De 1852, tenemos el siguiente hecho: «Los Guardias de Estepona, sabiendo el estado aflictivo del que había sido su compañero y se había licenciado, Francisco Carmona, le reunieron 160 reales, y se los entregaron diciéndole: "Hemos sabido tu larga y penosa enfermedad, y con lo que dió nuestro comandante Tejerina, te hemos reunido esta pequeña suma, que quisiéramos centuplicar". A lo que les contestó el Carmona: "Mañana iré á dar las gracias al Comandante Tejerina; y á vosotros os las doy de todo corazón, felicitándoos porque mientras vistais ese honroso uniforme, nunca os vereis como me veo".» (3)

        El Heraldo de 12 de septiembre de 1852 recoge la noticia de que «la tarde del 20 el criminal José Collado Ruiz, asesinó brutalmente en Jubrique a una jóven de menor edad. A los lamentos de la familia de tal víctima, acudió presuroso el activo capitan D. Vidal Tejerina y enterado del suceso, dispuso la pronta salida de los sargentos segundos D. Antonio y Gregorio Gonzalez con varios guardias en persecucion del agresor, el cual a los pocos minutos fué capturado en una casa, donde fingiéndose demente, hizo una tenaz resistencia para entregarse, hasta que a viva fuerza pudieron apoderarse los guardias de él».

        Otro incidente ocurrió en el verano de 1853:  «Isabel Garrido García, vecina de Ronda, en un acceso de celos, acometió con desesperacion á Francisca Granados, de la misma vecindad, mutilándola horriblemente la cabeza, machacándosela con una piedra y dejándola en el estado mas lastimoso. En el momento que llegó á noticia del 2º Capitan D. Vidal Tejerina la perpetracion de tal atentado, practicó las diligencias precisas para conseguir la captura de la delincuente, que se habia ido de la poblacion al momento de cometer el crímen, que fué el dia 3 del corriente; y antes de que trascurriese media hora ya se hallaba bajo el fallo de la ley, siendo aprehendida por los Guardias Dionisio García y Cristóbal Diaz.»  (4)

    Diario La España de 12/8/1853. Hemeroteca Digital B.N.E.

        En La España de 2 de septiembre de 1853 se recoge la siguiente noticia: «Por los guardias Manuel del Valle y Severiano Fernandez, del puesto de Estepona, fué preso la tarde del 8 un famoso criminal, cómplice en varios asesinatos, entre ellos el de dos carabineros ejecutados en abril y mayo del año anterior; y posteriormente en el de un vecino de San Roque, que apareció degollado en su misma cama. Esta importante prisión se debe al celo del teniente don Antonio Velasco, de acuerdo con algunos vecinos de Estepona, que le dieron noticias sobre el paradero del foragido.

    Bajo la direccion del activo segundo capitan don Vidal Tejerina, tuvo lugar desde el dia 6 hasta el 11, una batida por diferentes puntos de su demarcacion, contribuyendo á ella la fuerza de los puestos de Ronda, Gaucin, Cortes y Atalaje, consiguiéndose entre otras capturas las de un asesino y dos ladrones, verificadas la del primero por el guardia de primerá clase Cristóbal Diaz, y la de los últimos por el sargento segundo Ignacio Sampelayo y el cabo primero Juan de la Cruz».

        Y de finales de ese mismo año tenemos: «Otro servicio parecido prestaron el Sargento 1º D. Antonio Gonzalez del puesto de Gaucin (Málaga) y los Guardias de sus órdenes, secundando la disposiciones del Capitan Tejerina y del Teniente Velasco, rescatando un jóven de 14 años, por el que pedian 10.000 reales». (5) 

    En 1855 se le plantean dudas sobre el sistema de ascensos:

    Recopilación de R. O. y circulares de interés general para la Guardia Civil. 1855. Hemeroteca digital BNE

        También hay que decir que su carrera tuvo algún borrón, como se recoge en el libro "Roa, el guerrillero de Antequera" de José Luis Borrero González. En él se afirma que en 1856 se instruye «una sumarial al ya capitán Vidal Tejerina, com motivo de retención y maliciosa ocultación de la cantidad de 2.815 reales y 35 céntimos que recibió de Hacienda de Málaga, en concepto de una aprehensión de contrabando verificada en 1.851 por los guardias civiles Francisco Luque y Miguel Macías, cantidad negada a sus jefes por dos ocasiones de haberla recibido, aunque con posterioridad la entregó en la caja del séptimo tercio.

        Como consecuencia le fue instruida la sumarial, tras lo cual el inspector general incluso consultó a la reina la conveniencia de su sobreseimiento. Al final se le impuso la pena de cuatro meses de arresto en castillo, postergándole por tres años los ascensos que pudieran corresponderle, con traslado de tercio y severo apercibimiento de mayor castigo en caso de reincidencia. La reina, después de oír al tribunal, tuvo a bien resolver, por Real Orden de 8 de octubre de 1856, penarlo a la sentencia de seis meses de prisión en castillo, aprobando los demás extremos.

    A su favor intercedió el mismísimo inspector general, seguramente en pago a los servicios prestados en la lucha contra los bandidos. De poco valió.

        Las altas instancias de la Guardia Civil decían que parecía mentira que un oficial con treinta y cuatro años de buenos servicios, con abonos de campaña, excelentes notas de concepto y una hoja limpia, hubiera incurrido en prevaricación y, como consecuencia de ella, la posibilidad de perder su carrera por dos mil ochocientos quince reales, llevando el exceso de desatención hasta el extremo de haber sostenido conversaciones oficiales con sus jefes ocultando la verdad».     

    A partir de estos hechos, tenemos los siguientes datos de la carrera y plazas de D. Vidal Tejerina en la Guardia Civil  que demuestran que estuvo destinado y viviendo fuera de la provincia de Málaga durante bastante tiempo:
    • En el escalafón de 1º de enero de 1859, aparece como VIDAL TEJERINA Y  PESCI y está en el nº 15 en la Escala, 3º Tercio, 3ª Compañía situada en Jerez, con grado y empleo de Comandante, procedencia ELECCIÓN, antigüedad en sus empleos del cuerpo 26 febrero 1853, años de servicio efectivo: 3 años 9 meses y 6 días; años de abono 6 años, 9meses y 12 días. Fecha de nacimiento: 24 de marzo de 1813. El 3º tercio corresponde a Andalucía Occidental.
    • En el diario La Correspondencia de España de 18 de abril de 1863, se recoge que «por propuesta reglamentaria ha sido promovido á segundo comandante de infanteria del noveno tercio de la Guardia civil con destino á la provincia de Salamanca el comandante graduado capitan de la novena compañia del cuarto tercio Sr. Vidal Tejerina».
    • En el escalafón de 1º de enero de 1864, aparece como VIDAL TEJERINA Y PESCI, nº en la escala 58, 8º tercio, Grado y empleo Coronel Infantería; empleo del cuerpo 2º coronel de infantería. Turno en el que ascendió o procedencia: ASCENSO; antigüedad en el empleo del cuerpo 10 abril de 1863; años de servicio efectivo 36 años-3 meses-9 días y de abono 6 años-9 meses-12 días. Fecha de nacimiento 14 de marzo de 1813. Sin condecoraciones. El 8º Tercio correspondería a Asturias y parte de Castilla León.

            En la Guía de forasteros en Madrid de los años 1864 y 65 aparece D. Vidal Tejerina Pesti como 2º Comandante del 9º tercio el primer año y como comandante el segundo.

            El hecho de que D. Vidal fuese "desterrado de Málaga" y destinado a otros Tercios, viviendo en Salamanca y Madrid, hace que la familia se acostumbre a desplazarse por distintas ciudades y que los viajes se conviertan en una de las aficiones de las hermanas Tejerina. 

            Tras regresar a Estepona, el padre fallece el 12 de abril de 1890 y sus restos descansan en el Panteón Familiar del Cementerio de "La Lobilla" de la localidad.

    Foto de Facebook. Autor: D. Juan Bazán

            Por lo que podemos conocer por personas que convivieron con las hijas, Carmen y Paca eran profundamente religiosas, gozaban de una situación económica privilegiada y se integraron perfectamente en la "alta sociedad local". 

    Grupo de señoras notables de Estepona en el primer cuarto del siglo XX. Archivo de Dª Teresa Janeiro Horrillo, que fue donado a la Hermandad del Sto. Cristo de la Veracruz.
        
        En esta foto superior aparecen las señoras que  bordaron el manto de la Virgen de los Dolores en el año 1910 aproximadamente. En el centro de la fila de arriba (la cuarta) está Dª Francisca Tejerina y a su izquierda Dª Amparo Simón, esposa de D. José Nadal.

    Dª Francisca Tejerina Martín 

    Dª Carmen Tejerina Martín

    Archivos  fotográficos de D. Juan Andrés Gaitán Arroyo

         Carmen y Paca eran personas acaudaladas, con un patrimonio que les aportaba unas buenas rentas. Amantes de las "sanas diversiones", colaboraban en la organización de grandes fiestas y corridas de toros y eran asiduas a las reuniones que, con cualquier motivo, se celebraban en la Droguería de Quiñones.

    Archivo de D. Juan Andrés Gaitán Arroyo


        Para conocer la personalidad de las dos hermanas hay que ir a testimonios de personas que las conocieron de alguna u otra manera. 

        D. Francisco Aragón Pérez, hermano del farmacéutico D. José Aragón y de la maestra Dª Mª Luisa, que fue directora del Colegio "Simón Fernández", en su escrito "Crónica de un Paseo", relativo al Paseo del Carmen, localizado por D. Juan Andrés Gaitán Arroyo, cuenta lo siguiente sobre las hermanas Tejerina: 

    «El paseo a que se refiere el encabezamiento de esta narración no es de los antiguos famosos de extraordinaria belleza, ni de los modernos deleitables marítimos, ni de los amplios y fastuosos, escenarios de grandes desfiles militares y magnas concentraciones, ni menos de los que en su difuso ámbito ofrecen todo género de olorosas plantas de jardinería y caprichosa arboleda; pero es de lo bulliciosos y alegres que poseen muchos pueblos, dotado de bonita ornamentación y del encanto del lugar de su asiento, placentero y admirable. Se alude en este relato a uno de un costero y atractivo pueblo, Estepona –como se habrá supuesto−, que sonríe a la orilla de ese anchuroso lago de ensueño, que es la sensación que da con su quietud, generalmente constante, el azulado Mediterráneo que lo besa. Se trata, finalmente, de nuestro desaparecido ‘’Paseo del Carmen’’[…] En serenas estivales noches de resplandeciente luna, y organizadas por este sin par elemento, se llevaron a cabo en tan deliciosa explanada clásicas buñoladas en las que el buen humor sobresalía, cruzándose bromas entre unos y otros, menudeando los chascarrillos, chistes, etc., y recitándose poesías en las que predominaban las de amoríos. Se cantaban a coro las canciones de moda, que ellos mismo se aplaudían, sin que faltara entre los asistentes alguien que deleitase a los demás con ese cante de incomparable hermosura del que se ha dicho que ofrece infinita capacidad de sugestión musical, lírica y humana, que es el flamenco o ‘’jondo’’, cuyas modulaciones embelesan y encantan, ni tampoco quien lo acompañara con los ricos efectos armónicos de ese maravilloso instrumento que es la guitarra.

    Promotoras de estas sanas diversiones y animadoras de ellas eran un par de señoritas gaditanas, de apellido Tejerina, llamada una familiarmente Paca y la otra Carmen, metidas en carne, ni altas ni bajas, de aspecto seriote sin exagerar, de mirar penetrante, despaciosas en el andar y solteronas. De esas que llaman mocitas viejas por haber traspasado hacía algún tiempo, aunque no demasiado, la raya de la juventud, poseedoras de un perrito, que atendía por Otón, su fiel compañero, al que prodigaban muchas caricias. Residía aquí de no pocos años atrás y vivían en una casa de su propiedad, sita en la plaza de José Antonio, esquina a la calle que desemboca frente a la plaza del Dr. Arce. Gozaban de buena posición económica y social, amigas de pasarlo bien, chistosas, simpaticonas, un tantico satíricas, y las que la mayordoma de Dios –la Naturaleza, como fue llamada por el autor del ‘’Quijote’’−, poco o nada había favorecido sus rostros. Se daban muy buena y regalada vida, y en su hogar eran frecuentes las ‘’cachupinadas’’, poseyendo hasta un organillo, y pocas eran las fiestas a las que no asistían. De modales finos y educación esmerada no es necesario decir que se llevaban bien con todas sus amistades.

    En esas expansiones playeras, pues en la playa estaba, como se ha dicho, la explanada de que se ha hecho referencia, y traspasando los límites de esta, ocupando la misma arena, cuando el caso lo requería o porque así se tuviera a bien, se dieron, no solo las citadas buñoladas, sino igualmente ‘’sandiadas’’ y ‘’melonadas’’, nombres dados por las Tejerinas −como llamaban todos a las dos hermanas− cuando, en vez de buñuelos, eran sandías o melones, como se habrá más que supuesto, lo que se manducaba. En tales y tan agradables veladas se llegaron a representar graciosas escenas de muchas de las imponderables obras teatrales de los hermanos Álvarez Quintero, y hasta otras del Tenorio. Figúrese el que siga esta crónica a un señor respetable, de semblante serio, jefe de Carabineros de la suprimida Comandancia de aquí, al par que poeta, muy culto, autor de varias publicaciones, ilustre hijo de este pueblo, don Antonio Ruíz Mateo, admirado por sus paisanos, querido de todos y amigo de bromas de buen gusto, en el papel de don Juan, y a la Tejerina, Paca, haciendo las veces de doña Inés (con quevedos de los que entonces se usaban, porque era miope), en el playero escenario donde ‘’la luna en el mar riela’’, recitando, de rodillas, aquellos tan conocidos versos del popular drama: 

    −‘’ ¿No es verdad, ángel de amor, 

    que en esta apartada orilla 

    más pura la luna brilla 

    y se respira mejor?’’. 

    Ni que decir tiene que, no ya las circunstantes, sino hasta los curiosos apartados de ellos, se desternillaban de risa, dicho sea en expresión gráfica, ante tal humorada, digna de los mayores aplausos, que todos, sin excepción, abundantemente prodigaban».

    En la prolífica obra de Gonzalo Torrente Ballester hay dos libros: “Cuadernos de la Romana” y “Nuevos Cuadernos de la Romana”, publicados por la Editorial Destino, que recogen una recopilación de las notas de trabajo que, a modo de diario, publicó semanalmente en el periódico Informaciones en el suplemento literario: “Informaciones de los autores y las letras” entre los años 1973 y 1975. En estos artículos D. Gonzalo habla desde su casa de La Romana (Pontevedra) de diversos temas: asuntos domésticos, lecturas, política, recuerdos, vivencias, noticia del día, etc., y en algunos de ellos hace referencia a Estepona, a las hermanas Tejerinas y a su amor platónico de la infancia, Anita García Troyano. 

    En el libro, “Cuadernos de la Romana”, artículo de 23 de noviembre de 1973, habla de una conferencia que pronunció en un hotel de Marbella, cuyo título era “Visión poética de Nueva York”, en el que  hace referencia a su estancia en Estepona:

    «[…] Mi conferencia se titula "Visión poética de Nueva York". Me escuchan unas doscientas personas. El poeta Canales, el abogado Peralta, han venido desde Málaga. Hay un grupo de estudiantes de C.O.U […] Cuando yo vivía por estas riberas – más exactamente en Estepona, a unos veinticinco kilómetros-, y la vida era tranquila, había unas señoritas llamadas Tejerina, casi centenarias, que tenían una casa bellísima en la Plaza Mayor de Estepona; solían invitarme a merendar y contarme historias de sus viajes. Paca, la menor, era charlatana y mentirosa; Carmen, la otra, seria y veraz. Los cuentos los contaba Paca, y si se excedía, Carmen la reconvenía discretamente. Un recuerdo de estas hermanas queda en las tías de Lilaina Aguiar, en mi "Saga/Fuga". Me hubiera gustado volver a Estepona, buscar aquella casa que recuerdo con tanta precisión: su amplio patio de arcadas cerradas de cristaleras multicolores y lleno de plantas, fuentes y arcaduces que hacían fresco el calor. Pero el viaje a Estepona quedó para otra vez […]».

    En la publicación “Nuevos Cuadernos de la Romana”, que es una continuación del libro “Cuadernos de la Romana”; en el artículo de 6 de diciembre de 1974 habla de su visita a Estepona y su impresión tras más de cincuenta años de ausencia.

    «[…] Estepona, por fin. Mi paso y estancia en esta ciudad data de 1922. Allí cumplí los doce años, y entre mis actividades de entonces se llevaban buena parte del tiempo, más o menos como en los que le siguieron, y no me atrevo a decir que como en los presentes, la literatura y el amor. A qué autor plagiaba entonces no consigo recordarlo: acaso al de “Las minas del Rey Salomón”, que allí leí. En Estepona tuve mi primer Quijote, regalo de un caballero, cojo él, por más señas, a quien no sé si inquietaba o sorprendía mi afición a la lectura […] Pero lo que busqué hoy en Estepona fue la ciudad, y la hallé, no digo intacta, pero escasamente vulnerada, tras las modernas edificaciones turísticas de la playa. En general, respondió a mis recuerdos de tal modo que todo lo pude identificar. La casa en que yo vivía, en la plaza, permanece sin otro aditamento que una puerta más abierta en la fachada. Hoy es un hostal. Casi enfrente se mantiene aún, aunque modificada, la casa, o más bien palacio, de las señoritas de Tejerina, de quienes hable aquí hace un año, viejas, feas y adorables por su simpatía. Interrogué a un anciano, quien me explicó que lo habían dejado todo a la Iglesia, que de su casa se había hecho hospital, y que hoy, ya sin funciones, está abandonada a los pájaros. Ignoro cuál será la situación, que modificaciones habrán introducido en su interior, que recuerdo como ejemplo máximo de suntuosidad andaluza. El exterior lo han estropeado al suprimirle los cierros, al arrancarle la balconada del primer piso, al reducir a ventanas frías una arquería de la tercera planta. Queda, intacta y airosa, la torre de la esquina; queda también, carcomido, el portal claveteado. Alguien de buen gusto ayudándose de viejas fotografías y de recuerdos como los míos, pudiera reconstruirla y dedicarla a hospedaje. Es capaz y se presta a parador o cosa semejante, apta para viajeros que detesten la uniformidad de los grandes hoteles, aun de los de lujo, como éste, tan impersonal en que me alojan […]».  

        Dº Teresa Janeiro, nonagenaria de prodigiosa memoria, le cuenta a D. Juan Ordoñez Bazán recuerdos de lo que su madre le contaba:

    «Carmen y Paca Tejerina Martín, más conocidas como “Las Tejerinas” fueron unas viajeras impenitentes. Visitaron muchos países; cuando lo hacían, dejaban las llaves de su casa a María Horrillo - esposa de Cayetano Janeiro, el simpático camarero de La Mezquita- en quien confiaba mucho, para que regara las plantas en su ausencia. Eran muy generosas y cuando volvían de esos viajes, venían cargadas de regalos para María y sus amigos. En uno de esos viajes, trajeron a Manolito, el hijo de Manuel Sánchez Puyas y de Adela López, dueños del cine-teatro Salón Anita y grandes amigos de ellas, un avión eléctrico que colgaba del techo e iba enchufado a un ladrón “robón” adaptado al portalámparas y daba vueltas alrededor de ésta. Era tanto el cariño que le profesaban a Manolito, que le dejaron en herencia una huerta en ¿Guadalobón y otra en el Castor?, lindante a esta última, había otra más pequeña que legaron a un mozo que trabajaba en sus tierras, a cambio de que cuando ellas falleciesen, cuidaran su panteón y no les faltara flores».

        Aunque la información de la Sra. Janeiro, sobre la herencia, no es cien por cien exacta sí que se acerca muchísimo a lo que se recogió en el testamento de Francisca.

       Paca fue la heredera universal de todas las propiedades de la familia, procedentes en su mayoría de la línea materna, y murió sin descendencia. Una parte de las tierras las obtuvo directamente por legado de su madre y su hermana y otra por compra realizada a su padre.  Ella dejó la mayor parte de sus bienes al Hospital de la Caridad.  Pero este tema lo trataremos en una siguiente entrada...


    NOTA:

    Este artículo es fruto de la colaboración de D. Juan Ordoñez Bazán, D. Juan Andrés Gaitán Arroyo y D. Francisco Medina Infantes.

    D. Juan Andrés Gaitán ha aportado documentación, archivos fotográficos y su conocimiento familiar de vecindad con las hermanas Tejerina.

    La última parte del escrito, donde se recogen extractos de textos de Francisco Aragón y Torrente Ballester y las conversaciones con la Sra. Janeiro, es obra de D. Juan Ordoñez. 

    El responsable de la publicación y del contenido del resto del artículo es D. Francisco Medina. 

    D. Juan Ordoñez hace constar su agradecimiento a D. Fco. Javier Albertos Carrasco, ya que, gracias a su libro EL LEVANTE Y EL PONIENTE, depositado en la Biblioteca Municipal, pudo localizar los libros “Cuadernos de La Romana” y “Nuevos Cuadernos de La Romana” y conocer la vinculación de Torrente Ballester con Estepona.

    Referencias:

    (1) Texto extraído del libro "Historia, Servicios notables, Socorros, Comentarios de la Cartilla, y Reflexiones sobre el Cuerpo de la Guardia Civil", de D. José Diaz Valderrama. Madrid. 1858.

    (2) Idem

    (3) Idem

    (4) Idem

    (5) Idem

    Fuentes y recursos:
    • Archivo histórico Municipal de Estepona (AHME). Registro Civil. Sign.- L-01129 a L-01145.
    • "Historia, Servicios notables, Socorros, Comentarios de la Cartilla, y Reflexiones sobre el Cuerpo de la Guardia Civil", de D. José Diaz Valderrama. Madrid. 1858.
    • “ROA, EL GUERRILLERO DE ANTEQUERA” de José Luis Borrero González ISBN 978-84-16848-55-3 Editorial Exlibric 
    • "La definición de un modelo de liderazgo en la etapa fundacional de la Guardia Civil". Tesis doctoral de Eduardo Martínez Viqueira. Universidad Complutense de Madrid. 2019.
    • Hemeroteca digital. Biblioteca Nacional de España

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